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La herida de Júpiter
Un astrónomo aficionado descubre en el planeta la huella de un impacto más grande que la Luna causada por la caída de un cometa o un asteroide
| BILBAO Actualizado: GuardarAl planeta Júpiter le ha salido un agujero. Un astrónomo aficionado australiano descubrió la herida en la madrugada del lunes, la fotografió y adelantó la explicación del fenómeno, que ayer fue confirmado por un observatorio de la NASA. Un cometa o quizá un asteroide impactó cerca del polo Sur del mundo más grande del Sistema Solar y formó una gigantesca turbulencia de unos 5.000 kilómetros de diámetro que seguirá siendo visible durante unos pocos días. El único precedente conocido de este fenómeno ocurrió en julio de 1994, cuando el cometa Shoemaker-Levy 9 pudo ser fotografiado mientras chocaba contra Júpiter.
El descubridor del fenómeno es Anthony Wesley, de 44 años, un programador de ordenadores de Murrumbateman, una localidad del norte de Canberra (Australia). Aunque sobre el papel es un aficionado, Wesley es un observador reputado, ha colaborado con proyectos de investigación académicos y publica sus fotografías en medios especializados. El científico amateur dio a conocer los detalles de su hallazgo en su blog tras concluir la observación durante la noche del domingo al lunes.
Según cuenta en su informe, la noche no se presentaba nada propicia: «Empecé la sesión de observación de Júpiter hacia las 11 de la noche (hora local). El pronóstico del tiempo no era prometedor». Hacía demasiado calor -en Australia es invierno ahora-, lo que suele traducirse en falta de nitidez en las imágenes. Sin embargo, «me vi gratamente sorprendido al obtener resultados razonables, así que decidí continuar». Wesley usaba un telescopio refractor -de lentes, en vez de espejos- de 37 centímetros -la medida hace referencia al diámetro del objetivo-, un aparato de dimensiones notables para un observatorio casero, «que llevo usando desde hace unas semanas y que me ha proporcionado imágenes excelentes».
Una mancha negra
Pasada la medianoche decidió tomarse un descanso de 30 minutos. Al regresar, reparó en un punto oscuro que había aparecido en el hemisferio Sur de Júpiter. Al principio el astrónomo supuso que se trataba de «una tormenta polar oscura normal». Pero, a medida que el planeta rotaba y mejoraba el ángulo de visión del fenómeno, «me di cuenta de repente de que no era una mancha oscura, sino negra». Tras descartar que pudiera tratarse de la sombra de una de las numerosas lunas del planeta y al comprobar que aquello se movía a la misma velocidad que el resto de los rasgos de la atmósfera de Júpiter, Wesley concluyó que la mancha estaba en la capa de nubes y que, en definitiva, se trataba de un gran agujero. La huella de un impacto.
«Tardé 15 minutos en creer que realmente estaba viendo algo nuevo», escribe. Wesley había observado la misma región del planeta dos días antes y al repasar las imágenes de aquella sesión comprobó que entonces no había mancha negra ninguna. El astrónomo dio por concluida la sesión y volvió a casa: «Empecé a enviar 'e-mails' a todo el mundo».
Uno de los receptores del aviso fue el Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV dirigido por Agustín Sánchez Lavega, con el que Wesley ha colaborado. «De hecho, firmó con nosotros uno de nuestros artículos en 'Nature'», recordaba ayer el planetólogo. «Nos dimos cuenta enseguida de que era una mancha de impacto. Al principio fue cuestionado por algunos, pero ya no cabe duda». El agujero, cuyo diámetro es superior al de la Luna, es la consecuencia «de un impacto medio, bastante apreciable, de un objeto de unos 500 metros de diámetro». El cometa o asteroide cayó «en una zona relativamente tranquila de la atmósfera de Júpiter, de vientos bastante suaves», por lo que la 'herida' permanecerá abierta varios días. «Esto es una ventaja, porque es como tener una 'ventana abierta' a varias capas altas de la atmósfera del planeta que normalmente permanecen ocultas para nosotros», destaca Sánchez Lavega.
Observatorios de todo el mundo apuntarán las próximas noches a Júpiter para estudiar el fenómeno, que podría tener 'segunda parte'. Hace 15 años el cometa Shoemaker-Levy 9 cayó sobre Júpiter dividido en 21 fragmentos. Fue la primera vez que se pudo observar directamente la colisión de dos objetos del Sistema Solar. «Si ahora también ha sido un cometa, puede haber más fragmentos que vayan cayendo estos días», apunta Sánchez Lavega. «Hemos pedido a toda la batería de telescopios de nuestro entorno que observe el planeta. También hemos solicitado usar el telescopio espacial 'Hubble'».
Por su parte, el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA confirmó el impacto tras fotografiar la mancha con el telescopio de infrarrojos que posee en el monte Mauna Kea (Hawai). «Pudo ser un cometa, aunque no estamos seguros todavía», comentó ayer Glenn Orton, del JPL. «Es increíble que esto haya ocurrido coincidiendo con los aniversarios del choque del Shoemaker-Levy 9 y la llegada del hombre a la Luna».