MUNDO

Obama empeña su popularidad en la sanidad

El mensaje de campaña pierde fuerza entre la población, escéptica ante una reforma siempre fracasada

| CORRESPONSAL. NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Cada treinta segundos alguien en EE UU se declara en bancarrota por las facturas médicas recibidas ante una enfermedad, según un estudio de la Universidad de Harvard. El 76% de estos tenía seguro médico. Ese es el drama en el que Barack Obama está dispuesto a empeñar su popularidad, tras seis meses en el poder. Para el presidente «es personal», suele decir.

Su madre pasó los últimos días de vida en el hospital rellenando apelaciones con el seguro médico que se negaba a pagar por su tratamiento de cáncer, al considerar que se derivaba de una condición preexistente. Algo que en el nuevo mundo de Obama no podrá ocurrir, porque todas las aseguradoras se verán obligadas a aceptar a los pacientes con todo lo que traigan.

Y si no, el Gobierno les hará la competencia. El complejo plan de Obama para la primera reforma sanitaria que se haría en seis décadas contempla la creación de un plan público al que podrían acogerse todos los sin seguro que no son aceptados por las empresas privadas o no se sienten capaces de pagar sus cuotas.

Una de sus trabas está en la ampliación de cobertura para Medicaid y Medicare, los programas de beneficencia que se ocupan de los ancianos y los más necesitados. La ley que circula en la Cámara baja, y que podría ser aprobada antes del receso vacacional de agosto, daría cabida a las familias de cuatro personas que ganen anualmente menos de 29.300 dólares (20.600 euros), así como los ancianos con ingresos 133 veces por debajo del nivel de la pobreza. Algo que aumentará el déficit y deparará nuevos costos sobre los gobiernos estatales.

Los republicanos creen que es la oportunidad para clavar la daga en la popularidad del nuevo presidente. «Si podemos parar a Obama en esto, será su Waterloo. Lo quebraremos», sentenció el domingo Jim DeMint, senador de Carolina del Sur, citado ayer por el presidente para ilustrar el acoso que va a sufrir. «Esto no se trata de mí, ni de la política», corrigió el mandatario, «sino de un sistema de salud que está llevando a las familias estadounidenses y a los negocios a la quiebra».

El 68% de popularidad que gozaba Obama en marzo ha caído al 57%. Está dispuesto a empeñar el carisma que le queda con una intensa campaña para esta semana que sus asesores han bautizado como «All Obama, at all times» (Obama a todas horas). Discursos televisados, mesas redondas con afectados, conferencia de prensa por televisión, mensajes por Internet. Todo vale.