A pesar de que existe una guerra de precios, las autoescuelas no consiguen llenar sus aulas como en veranos anteriores. / C. C.
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Sacarse el carné de conducir hoy cuesta la mitad que hace dos años

Las autoescuelas han entrado en una guerra agresiva de precios para atraer a los clientes Desde el sector advierten de posibles cierres de negocios tras las vacaciones de los universitarios

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«Las autoescuelas han dejado de ser una mina». Las palabras de Rocío Gómez, profesora de la autoescuela Plaza Mayor, resumen perfectamente el sentir de los centros de enseñanza para conductores, que han notado en los últimos meses una pérdida considerable de clientes que llega a alcanzar hasta el 60%.

Se trata de una situación preocupante para el sector, que nota como en el verano existe una subida en el número de matriculaciones importante, aunque en esta ocasión tal incremento no se acerca a las cifras de otros años, razón por la que los negocios temen que se produzcan una cantidad de cierres preocupante cuando llegue el mes de octubre, uno de los más flojos de todo el año.

Existe por tanto un miedo sustentado en lo que está pasando en algunas ciudades de la provincia como Jerez, en donde ya se están notando los estragos de la crisis con el cese de negocio para unas cinco autoescuelas.

Sin embargo, el dato que da una visión real del precario momento que están atravesando estos centros para conductores es sin duda la guerra de precios que existe. No en vano, sacarse el carné de conducir cuesta casi la mitad que hace tan sólo dos años. Tal y como manifiesta el presidente de la asociación provincial de autoescuelas, Juan Manuel Belizón, «en muchos casos se está rozando el coste, por lo que el margen de beneficios es mínimo y así no se puede subsistir». Actualmente se pueden encontrar ofertas tan atractivas como 500 euros para sacarse el examen teórico con diez clases prácticas de regalo o 290 euros pero esta vez con cinco prácticas.

Unos precios de mercado que han ido bajando de forma progresiva hasta llegar a un tope en el que al parecer no pueden sustentarse. Aún así los negocios avisan y consideran que lo peor está aún por llegar, especialmente cuando comiencen de nuevo las clases y los estudiantes vuelvan a la universidad, momento en el que caen en picado los ingresos.

Arriesgar para ahorrar

Y es que, los alumnos miran mucho más por su dinero que antes. Razón por la que se están arriesgando a ir al examen práctico con una media de diez clases cuando anteriormente la cifra incrementaba a las 20 prácticas. Y eso que el precio por ir montado en el coche también ha bajado de forma considerable, tal y como advierte el propio Belizón pues «si antes rondaba los 33 euros, ahora está por debajo de los 25 euros».

Pero los precios siguen sin convencer a los alumnos, que prefieren agotar su primera convocatoria mirando lo máximo posible por el bolsillo. «Como si suspenden por segunda vez tienen que dar un cupo de clases obligatorios, entonces ya esperan a sentirse preparados en vez de arriesgar», expone Teresa Ariza, de la autoescuela Talismán.

Aunque también se da el caso de esperar al último momento para sacarse el práctico. Según la ley, una vez que se aprueba el teórico los alumnos tienen dos años para poder presentarse al práctico, de forma que son «muchos los que esperan para poder ahorrar durante un tiempo y luego dar prácticas; la verdad es que eso es mucho mejor que otros casos que estamos observando en los que el alumno deja de venir y no vuelve hasta que tiene otra vez dinero», afirma Silvia Ruiz, de la autoescuela Gaditana.

A todo ello hay que sumar el descalabro de la iniciativa para poder sacarse el carné de conducir por un euro al día. Según explican los empresarios del sector, esta fórmula ha fracasado de manera estrepitosa. Hoy en día casi ninguna de las autoescuelas de la provincia tiene a alumnos adheridos a este plan y menos ahora, por una razón muy sencilla, ya que sacarse el carné sin apuntarse al plan sale mucho más barato.

Además, resulta que los bancos están poniendo muchas dificultades, pues al fin al cabo la medida no deja de ser un préstamo. De esta forma, a los jóvenes que acuden se les piden un aval e incluso contratos, de modo que no pueden acceder al mismo. Tampoco contempla el caso de las tarifas para la renovación de papeles y si el alumno se encontrara en esta situación, debería de hacer frente a las tasas fuera del préstamo.

Por necesidad

El perfil de las personas que acuden a las autoescuelas ha cambiado poco. Desde el sector se reconoce que se ha perdido a parte del grupo de personas mayores. «Sin embargo, yo sigo teniendo a personas de hasta 67 años. Es cierto que el que entra por la puerta lo hace ahora bastante convencido y porque le hace falta para poder desarrollar su empleo, por ejemplo», manifiesta Mariló Gil, profesora de la autoescuela España.

La búsqueda de trabajo es un impulso importante para acercarse a una autoescuela y muchas han notado un incremento curioso en las matriculaciones para sacarse la licencia de moto. El motivo es poder acceder a las pruebas de selección para la Policía Local, la Nacional o Guardia Civil, puestos como funcionarios que permiten olvidar los problemas laborables que atraviesa la empresa privada. «Ahora mismo es cierto que hay muchas personas que vienen porque quieren realizar las pruebas para entrar en la Policía y es un incremento que se ha notado con respecto a otras épocas», afirma Ariza.

Pero aparte de eso, el estancamiento en el número de alumnos está causando un grave perjuicio en el sector que ya comienza a levantar la voz de alarma y a pedir ayuda ante los cierres que se pueden producir tras el verano.

Recuperación de puntos

Pocas son las autoescuelas que tienen el permiso para la recuperación del carné una vez se han perdido los puntos. Una de ellas está en Cádiz y se trata de Las Marismas. Andrés Rodríguez, coordinador de las autoescuelas que ofrecen los cursos en la provincia, ya ha recordado en varias ocasiones que «desde enero las clases de recuperación total se completan al 100%».

No obstante, en este caso las autoescuelas tampoco están encontrando un filón. Lo dicen los datos provinciales. De hecho, apenas 578 personas asistieron a este tipo de clases en la provincia frente a los 120.000 sancionados. A los negocios sólo les queda la guerra de precios.