«Aquí ya no cabe ni un alfiler»
Sancti Petri encabeza el ranking de instalaciones portuarias con más solicitudes para amarrar barcos
| CHICLANA Actualizado: GuardarEl presidente en funciones del Club Náutico Sancti Petri, Rafael Vázquez, lleva años avisando. El espacio para el atraque de embarcaciones es insuficiente, «y corremos el riesgo de dejar escapar una oportunidad de negocio, desarrollo económico y futuro».
Vázquez se pasará los próximos meses diciendo «no» a todos aquellos veraneantes, lugareños y foráneos que lleguen hasta su oficina para solicitar un punto de atraque para su embarcación.
Él es el responsable desde hace años del Club Náutico Sancti Petri ubicado en el poblado marinero del mismo nombre de Chiclana, uno de los lugares con más potencial de desarrollo turístico de la provincia pero que sigue sin despegar.
«Para estos meses de verano hemos dejado libres una decena de atraques para permitir que aquellos barcos de transeúntes puedan atracar si necesitan suministros o en caso de avería temporal, pero la realidad es que estamos colapsados», explica Vázquez.
Sus palabras denotan resignación. No en vano, Sancti Petri lleva años estancado y la labor de entidades como el club náutico es la única que mantiene la actividad en los pantanales y muelle de la zona.
«Es inconcebible que seamos a día de hoy la única zona de la provincia que no tenga un proyecto en firme para crecer, con el importante potencial turístico y hotelero que tiene esta ciudad», lamenta el actual responsable del colectivo.
En una primera aproximación a la situación del club, su responsable explica que Sancti Petri cuenta en estos momentos con más de 800 socios. En el mar apenas dispone de 250 amarres propios, a los que se suma casi un centenar más que gestiona la Empresa Pública de Puertos de Andalucía.
A esta situación se añaden las críticas de las empresas del sector, asfixiadas por la falta de negocio. «Las náuticas que se quejan no pueden vender un barco si quien lo quiere comprar no tiene donde guardarlo», asegura Vázquez. «Llevamos 37 años luchando por poner el Club Náutico donde se merece, pero solos no podemos; necesitamos que se nos escuche, aquí caben más de mil embarcaciones aprovechando el caño Alcornocal y reorganizando la zona; es el futuro», explica el presidente de una entidad condenada a esperar que el tren -o el barco- del turismo no pase de largo.