Soldados indios instalan un mortero en la frontera. / REUTERS
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India y China resucitan su histórica disputa fronteriza

Nueva Delhi decide enviar más tropas a una indefinida línea divisoria que ya acogió una guerra en los años sesenta

| SHANGHAI Actualizado: Guardar
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Dos divisiones del Ejército más, con unos 25.000 ó 30.000 soldados cada una, varias brigadas de artillería y la construcción de abundante infraestructura terrestre y de nueve pistas aéreas. A juzgar por los planes para aumentar su presencia militar, a India parece preocuparle la seguridad a lo largo de su frontera con China. Se trata de una línea discontinua y poco definida de más de 3.000 kilómetros que, según el Gobierno de Nueva Delhi, las tropas de Pekín han cruzado este año en varias ocasiones. China niega estas acusaciones y ya ha advertido a su vecino, también miembro del selecto club de potencias nucleares, de que el aumento de la presencia militar en el estado de Arunachal Pradesh «aumentará la tensión y la rivalidad entre ambos países».

El apretón de manos de los dirigentes indio y chino, Manmohan Singh y Hu Jintao, durante la cumbre de las potencias emergentes, ha rebajado un poco el tono de la disputa, a la que ambos han coincidido en buscar una salida rápida y pacífica, aunque no parece que el país hindú vaya a cambiar sus planes estratégicos. «Para desarrollar la capacidad y afrontar los desafíos de seguridad, es necesario el despliegue de más tropas en la frontera con China», comentó el gobernador de la región nororiental de Arunachal, J. J. Singh.

Enfrentamientos

La delimitación de la frontera supone la mayor disputa entre ambos países desde que en 1953, el país de Gandhi arrebató 90.000 kilómetros cuadrados al de Mao. Por si fuera poco, en 1959, Nueva Delhi exigió el control sobre 33.000 kilómetros cuadrados más de la zona de Aksai Chin, actualmente perteneciente a la región china de Xinjiang. La situación provocó un viaje del primer ministro chino, Zhou Enlai, a la capital india, pero fue inevitable la guerra, que comenzó con un ataque chino sobre fuerzas indias el 20 de octubre de 1962. Aunque en un principio el gran dragón parecía imbatible, un mes después del primer disparo los comunistas declararon un alto el fuego unilateral y se retiraron. El conflicto dejó más de 1.000 bajas, pero no sirvió para encontrar una solución duradera.

Ahora, sin embargo, la situación es muy diferente. China cuenta con unos 300.000 soldados apostados a lo largo de la frontera, un número muy superior al de su rival, y la superioridad militar sobre India es incontestable. Tanto que, según diferentes analistas, Pekín podría recuperar su territorio en pocos días. Para evitarlo, Nueva Delhi está dispuesta a invertir 50.000 millones de rupias (746 millones de euros) en el próximo lustro e incluso a llevar lo mejor de su fuerza aérea, varios cazas Sukhoi Su-30MKI, a la hasta ahora somnolienta base aérea de Chabua.

No obstante, la creciente interacción económica entre las dos potencias y su importancia en el mundo globalizado frenan la posibilidad de un nuevo enfrentamiento bélico. «China e India nunca han llegado a un acuerdo en la demarcación de su frontera. Hacerlo es uno de los diez puntos principales para mejorar las relaciones bilaterales y asegurar la paz en la región», asegura el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang. Sin embargo, varios artículos publicados en la prensa india han hecho hincapié en la estrategia china para aislar a India en un eventual choque: lograr acuerdos de privilegio con sus vecinos, entre ellos la eterna enemiga, Pakistán.