COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Dos o tres mil voluntarios

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En agosto de 2008, Renfe se comprometía -o eso decían los periódicos- a aportar un tren especial en el que se desplazarían hasta la capital gaditana 2.000 estudiantes Erasmus para asistir al Concierto aquel de la libertad de expresión que se celebró en Mayo. No hace falta seguir un tratamiento con Dememori para recordar que, si vinieron o no los dos mil erasmus, lo cierto es que no vinieron en ningún tren especial aportado por Renfe. Es lo que tienen las palabras que, aunque parezca que se las lleva el viento, se quedan flotando en algún rincón de Google y aparecen para sacarnos los colores de cuando en cuando.

Son palabras que aunque queden selladas en la memoria de algún convenio se sabe de antemano que no quieren decir nada. Meros adornos que quedan muy bien para ofrecer titulares en estos meses de canícula pero que no tienen otra intencionalidad. La vicepresidenta primera del Gobierno dijo el lunes en San Fernando que la «máquina del Bicentenario está engrasada -menos mal- y que «El Bicentenario es una acontecimiento que va a cambiar el presente y el futuro de esta tierra». Guárdenlo, si no en su corazón, en algún lugar de su memoria, que el tiempo -y de eso nos queda poco- pone cada cosa en su sitio.

La semana pasada el Consorcio del Bicentenario y la Agencia Andaluza del Voluntariado firmaron uno de esos convenios de los que hacen reír. Intentan promover la participación ciudadana en esto del Bicentenario reclutando a «dos o tres mil voluntarios» para las actividades -las que van a cambiar el mundo- que tienen previstas. Recuerden «dos o tres mil voluntarios», que no se sabe de dónde van a salir. Y no sean mal pensados, entre dos y tres mil el arco es amplio. Si quieren, pueden empezar por los que viven en la plaza de España. Ya tienen cuatro.