Sociedad

La joya barroca vuelve a brillar

La Capilla de Nuestra Señora del Carmen del Hospital de Mujeres de Cádiz luce nueva cara tras dos años sometida a un arduo proceso de restauración

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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La Capilla de Nuestra Señora del Carmen, del Hospital de Mujeres de Cádiz, mostraba ayer su singular belleza ante un pequeño grupo de privilegiados que observaban con una mezcla de sorpresa e incredulidad el resultado de los trabajos de restauración, un proceso laborioso que se ha dilatado dos años y que ha recuperado el carácter original de los paramentos, bóvedas, pinturas, retablos y esculturas. Este espacio de inspiración barroca es una de las grandes joyas de la arquitectura gaditana y andaluza del siglo XVIII, un recinto destinado al recogimiento espiritual de las mujeres que hasta hace tan sólo cuatro décadas habitaron el edificio. «Aquí todo tiene un significado y un mensaje que transmitir», apuntaba ayer Enrique Valdivieso, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla.

La rehabilitación de la sala ha sido posible gracias a un convenio entre el Obispado y el BBVA, en un momento en el que «los patrocinadores son más bien escasos», según este especialista.

La capilla está enmarcada dentro del rico arte español del siglo XVIII, basado en el gusto francés e italiano. «Mucha gente cree que el Barroco sólo se refiere al siglo XVII, a la época de los Austrias, pero aquí se impusieron otras influencias», recordaba ayer Valdivieso.

Así, está concebida como un pequeño salón rococó dividido en tres naves por seis columnas toscanas de mármol sobre pedestales. Los muros laterales se articulan mediante pilastras dóricas de fuste estriado. Las bóvedas de arista están cubiertas con un rebestimiento de yeso, una decoración realizada por Cayetano de Acosta y Gonzalo Pomar. Esta parte es la primera que se restauró de todo el conjunto.

La aportación pictórica es de Domingo Martínez, maestro sevillano, ya que por aquella época «no había ninguno en Cádiz». Entre sus principales aportaciones se encuentra el retablo de La Dolorosa, en la que la Virgen aparece atravesada por una espada, una obra que se ha restaurado parcialmente ya que está tapada por un tabernáculo colocado cien años después de la pintura. Según Valdivieso, es «una pena que no se haya podido arreglar del todo, porque, además, rompe la estética del conjunto».

El conjunto de cinco retablos alberga 50 piezas escultóricas de origen sevillano, como la Inmaculada de Duque Cornejo, y genovés, en el caso del grupo de la Adoración de los Pastores. A éstas hay que añadir las diez piezas de yeso distribuidas en los paramentos y bóvedas. No obstante, la obra más sobresaliente de la capilla es el lienzo de El Greco que representa la visión de San Francisco. Esta pieza no está enmarcada en el proceso de restauración pero es una de las grandes joyas del recinto.

Otra de las piezas que no ha sido tratada es el retablo mayor, de estilo neoclásico, que acoge a una Virgen del Carmen de esa misma época.

En cuanto a la pintura del techo, Valdivieso explicó ayer que data de principios del siglo XX y que fue realizada por el artista gaditano Felipe Amazurza. No obstante, en aquellos años «ya no se transmitía el espíritu religioso igual que en el Barroco».

Según la directora del equipo de restauradores, Mari Paz Barbero, «durante los dos años que han durado los trabajos improvisamos un taller». Cinco restauradores más un historiador, un químico, un fotógrafo y un albañil se afanaron en recuperar el esplendor del conjunto, que presentaba un precario estado de conservación, sobre todo por la humedad y por algunas «desafortunadas intervenciones».

Según esta experta, lo más complicado ha sido sin duda identificar las distintas patologías que presentaban las obras y hallar una metodología de trabajo adecuada para lograr un resultado homogéneo que ayudara a recuperar la estabilidad material, perdida con el paso del tiempo. «Las paredes estaban recubiertas con una pintura plástica de color blanco, muy tosca, y hemos recuperado el color ocre de las paredes, ese carácter antiguo».

Por otro lado, se ha recuperado la policromía de algunas piezas como los cuatro ángeles y la Inmaculada. «Hasta que no tocas una obra, no entablas un diálogo con ella», apostilló ayer Barbero. Por ejemplo, en el caso del lienzo de San Cayetano, los repintes que cubrían la figura de la Virgen cambiaron incluso la posición de la cabeza. Así la limpieza de las obras ha recuperado los colores, las pinceladas, las perspectivas y las composiciones representadas.

Antes de iniciar los trabajos, los restauradores analizaron el estado de conservación de estos bienes a través de métodos técnicos como los rayos X, infrarrojos, radiografías...etc.