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El Senado disecciona a Sotomayor
Los republicanos la tachan de parcial en su comparecencia para ser confirmada jueza del Supremo La magistrada apela a su «fidelidad a la ley» para salir airosa del trance
| CORRESPONSAL. NUEVA YORK Actualizado: GuardarLa jueza Sonia Sotomayor llegó ayer a su gran cita con el Senado de Estados Unidos orgullosa de la herencia puertorriqueña que atacaron algunos senadores republicanos y acompañada de tantos miembros de su familia que cuando le ofrecieron presentarlos prefirió limitarse a los cinco más directos «porque si no estaríamos aquí leyendo nombres toda la mañana», sonrió.
«A menos que te desmorones por completo, vas a ser confirmada en el puesto», le reconoció con pesar el republicano Lindsey Graham. Su partido no tiene muchas esperanzas de impedir que al final de esta semana forme parte de la historia como la primera hispana del Supremo y sólo la tercera mujer que ocupa ese cargo vitalicio. Su objetivo, por tanto, es lograr un voto de protesta y airear durante las audiencias su supuesta subjetividad. «No votaré por alguien que no imparta justicia con imparcialidad, y ningún senador debería hacerlo», prometió el republicano Jeff Sessions.
Para sostener su afirmación los conservadores han desenterrado todas las frases controvertidas de los discursos de Sotomayor y sentencias, pero especialmente una pronunciada en un encuentro celebrado en la Universidad de California, en Berkeley, donde indicó que como «latina sabia» se sentía más cualificada para tomar decisiones «que un blanco». Con ello desenterraba la carta racial y ponía en guardia a todos los que temen la invasión hispana. «Si yo digo algo remotamente parecido, mi carrera política se habría acabado», opinó con severidad el senador Graham. No obstante aclaró que no por ello la consideraba «una racista», pero «me molesta que piense que su experiencia la hace mejor que nadie».
Sotomayor creció en un edificio de protección oficial del Bronx, donde se crió sin padre y con diabetes desde los 9 años. Contra todo el mal pronóstico de los guetos, aprovechó bien la educación que le dio su madre viuda a fuerza de trabajar en tres empleos diferentes para pagarle un colegio religioso. Por eso ayer el presidente del Comité, Patrick Leahy, la presentó como «una verdadera historia americana». Ésa que les hace creer que «en América no predeterminamos nada basándonos en tu color de piel sino que tu trabajo es el que todo lo puede hacer posible», dijo orgulloso el senador Leahy.
A favor de las minorías
Los republicanos se revolvieron firmes en su postura, convencidos de que esta jueza torcerá los renglones de la ley en favor de las minorías, como creen que ha ocurrido durante su trayectoria judicial. «Llámalo prejuicio, empatía o simpatía -protestó Sessions- pero como quiera que lo llames, eso no es ley. Es más tendente a posiciones políticas que no tienen lugar en un tribunal».
Se refería también a la posición de la magistrada en temas como la interrupción del embarazo o la pena de muerte, que también dejaron clara los manifestantes antiabortistas que abordaron la sala tres veces para llamarla a grito pelado «asesina de niños». Los demócratas creen que Sotomayor es una centrista «que no está ni muy a la derecha, ni muy a la izquierda», comentó el senador Charles Schumer, pero Graham no dudó en decirle a la cara que «ningún republicano te hubiera elegido nunca. Es lo que hay».
Era la bienvenida más amable que Sotomayor puede esperar de cara a los próximos días. Cuando empiece hoy el interrogatorio tendrá oportunidad de defenderse, pero de momento ayer avanzó que no piensa perder los estribos y darles más que hablar, sino que se atendrá a un lema: «Fidelidad a la ley», prometió.
«En los diecisiete años en el tribunal he sido testigo de las consecuencias humanas de mis decisiones», afirmó la jueza. «Esas decisiones no las he tomado para servir a los intereses de ningún litigante, sino siempre para servir el bien mayor de la justicia imparcial».