La perspectiva
Actualizado: GuardarHace unas semanas llegó a Jerez, al Palacio de Villavicencio del Alcázar, una muy dura pero necesaria exposición sobre la violencia de género en Pakistán con imágenes realizadas en aquel país por el fotógrafo jerezano Emilio Morenatti. Desde entonces, después de que su cámara me permitiera asomarse a las (malas) vivencias de esas mujeres en el otro lado del mundo, no hago más que darle vueltas en mi cabeza a la idea de que todos tenemos demasiado desplazada la perspectiva y hace tiempo que no distinguimos qué es lo realmente importante, lo drástico, lo dramático, lo noticioso o lo fundamental.
Durante la inauguración de la muestra, tuve la oportunidad de charlar un buen rato con la hermana de Emilio, que me narraba el asombro con el que a veces el fotógrafo, acostumbrado por su trabajo como corresponsal a vivir realidades durísimas y a captar con su objetivo imágenes como ésas de la crueldad marcada con ácido en las caras de las víctimas, se enfrentaba a las noticias de su ciudad natal.
Tal vez no haya que irse tan lejos, ni tengamos que cruzar continentes como Morenatti, para darnos cuenta de que, casi como siempre, las preocupaciones, los dramas, las pasiones y las fobias de los ciudadanos de a pie no son los que nos cuentan y están muy alejados de lo que se percibe desde los despachos de los políticos y desde las atalayas de los informadores, que les seguimos la pista y que acabamos siendo rehenes de la misma ceguera en demasiadas ocasiones.
A veces lo mejor no es avanzar a toda costa, pese a quien pese y pase lo que pase. A veces, lo mejor es volver la cabeza para cerciorarnos de que los demás nos siguen, que están en el mismo camino que nosotros y que no llegaremos al final solos.