Antonio Iriondo y Canito ponen sus conocimientos al servicio del nuevo proyecto azulino./ ROMÁN RÍOS
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Capitanes de una nave que leva anclas

Un nuevo reto profesional remueve las entrañas a Canito y Antonio Iriondo, padres deportivos del renacido San Fernando que basa su razón de ser en la «humildad, la claridad y la honestidad»

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«Estamos trabajando una media de 20 horas al día. No es broma. A veces nos dan en el club las cuatro de la mañana. Nos miramos, nos reimos y decimos: ¡Qué hacemos aquí a estas horas!». A Canito se le ve ilusionado con su nueva función de director deportivo. El año pasado estuvo aprendiendo el oficio. Su experiencia y contactos en el mundo del fútbol le pueden ser muy útiles a la hora de afrontar una nueva etapa. Un renacer en el que, junto a Antonio Iriondo, se ha convertido en uno de los padres deportivos del nuevo embrión venido al mundo con el nombre de San Fernando Club Deportivo.

«¡Míster, míster!, ¿qué quiere usted tomar? Está invitado», espeta la camarera de una conocida cafetería situada frente a la sede social del club. Muchos son los días y las horas que han fluido en esa segunda casa. Al vasco se le quiere por estos lares y él responde con lo que tiene.

«No hay peor cosa que estar muerto en vida. Hay que renacer todos los días. Renovarse o morir que dice el refrán. Después del éxtasis colectivo que vivió esta ciudad con el ascenso a Segunda B todo se fue al traste. Qué menos que ponerlo otra vez en su sitio».

La palabra desaparición no está en el diccionario de Iriondo. No la entiende ni la comparte. «La masa social del San Fernando ha elegido renacer. Durante mucho tiempo se ha estado viviendo de ilusiones y ahora vamos a vivir de realidades. Es un reto profesional maravilloso del que me siento muy orgulloso de formar parte».

Otrora su voz y su mano derecha sobre el césped, Canito es ahora su complemento en la dirección técnica. Mucho han vivido juntos en el vestuario y todavía más les queda por afrontar. Una etapa en la que la experiencia pasada servirá para no caer en los mismos errores. «El año pasado aprendí que no se puede jugar y ser dirigente. Tienes que dar la cara delante de tus compañeros y no es fácil tal y como estaban las cosas. Por eso sé que con el futbolista hay que ser honesto. La humildad tiene que ir por delante. Esa va a ser mi política».

El isleño aprende rápido. La discreción es importante en un puesto como el suyo. Los resultados le irán dando o quitando galones. Jero, Rodo, Isaac, Masegosa, Collantes... Algunos de los nombres que se manejan en la calle como posibles refuerzos. «No voy a desvelar ni a desmentir nada hasta que no esté rubricado. Estas cosas hay que llevarlas con seriedad».

La misma con la que pinta un proyecto que parece atado en todos sus cabos, y que poco a poco empieza a tomar forma. «Quiero tener al menos el 70% de la plantilla para cuando empecemos a entrenar, que será entre el 24 y el 27 de este mes. Firmaremos entre 18 y 20 jugadores», comenta.

Todos «imprescindibles»

Cada socio, cada persona que sienta al equipo, los colores, que quiera disfrutar y apoyar al San Fernando es una persona imprescindible en este proyecto. «Soy un privilegiado de encabezar un proyecto deportivo en el que voy a desempeñar dos tareas y quiero estar al máximo en las dos. Dirigir al primer equipo y estar pendiente de coordinar a los monitores de las escalas inferiores. Tenemos un fruto que tiene que madurar y queremos cuidarlo para que en los próximos años podamos nutrirnos de el. En esa plataforma que se ha creado soy un eslabón más de un grupo que está en sintonía y en el que todo el mundo vale lo mismo. Cualquier puesto que se desempeñe, cualquier aficionado, tienen una importancia máxima».

Iriondo es un hombre de convicciones. «Mientras sea yo el entrenador de este equipo, se va a jugar al fútbol». A cambio de su esfuerzo pide poco, sólo paciencia. «Cuesta romper estereotipos pero hay que tener paciencia y confianza. El tiempo no nos sobra para conformar la plantilla. No es lo habitual pero sí lo normal en este caso. Ahora no hay jugadores pero dentro de unos días los habrá. Hay que tener vista, no podemos precipitarnos», finaliza el director de orquesta de la parcela deportiva junto a Canito.