Los pantalanes y las más de 200 embarcaciones que están fondeadas en la zona son vigiladas las 24 horas./ J. M. A.
Chiclana

Mano dura para los ladrones del puerto

El repunte de los robos en embarcaciones atracadas en Sancti Petri lleva al Club Náutico a reforzar su vigilancia con cámaras y potentes focos

| CHICLANA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El dispositivo no es cualquier cosa. Ocho cámaras y un circuito cerrado de televisión, varios báculos provistos de potentes focos para iluminar la zona de la marina por las noches, y el refuerzo del personal y los turnos de vigilancia de marineros, Guardia Civil y Policía Local. Ésta son algunas de las precauciones que se han tomado ya en Sancti Petri para combatir el aumento de actos delictivos que se ha producido en los últimos meses en la zona.

La medida más llamativa de todas es la anunciada hace unos días por el Club Náutico. Su recién elegido presidente, Rafael Vázquez, asegura que «lo primero que haremos será instalar cámaras de vigilancia». El objetivo que persiguen es en principio preventivo, puesto que en los pantalanes que gestiona esta entidad no se han producido robos de consideración.

«La mayoría de hurtos se dan en barcos fondeados en el Caño Chanarro, buena parte de ellos de propietarios particulares que dejan a bordo aparatos electrónicos de gran valor», explica a este medio Antonio, uno de los marineros del poblado chiclanero.

Él, junto a otros tres compañeros, está las 24 horas del día en varios turnos en Sancti Petri, y conoce a la perfección todo lo que pasa en la zona. Antonio recuerda que en algunos barcos los robos han sido cuantiosos. «Aquí se han llevado radares, equipos GPS de localización, aparejos de pesca e incluso motores fueraborda». Esos elementos, valorados entre 1.500 y 6.000 euros por pieza, suelen permanecer en el interior de embarcaciones que se llevan meses sin que su dueño las utilice. «Ésos son los barcos que buscan los ladrones», explica este profesional del mar.

De cualquier forma, y ante la posibilidad de que la situación económica «lleve a más gente a sentirse tentado de apropiarse de cosas que no son suyas», el Club Náutico reforzará la vigilancia y apostará por la presencia «constante» de marineros en los pantalanes.

A éstos es difícil acceder sin autorización, pero el carácter abierto de Sancti Petri implica en ocasiones una relajación de la vigilancia. «Aquí nos conocemos casi todos, y eso es una ventaja pero a veces también un inconveniente», explica Charo, la secretaria del Club, que atiende a diario en verano decenas de peticiones de amarre de turistas y veraneantes.

Drogas y acampada

De cualquier forma, Sancti Petri sigue siendo «un espacio tranquilo» para practicar actividades náuticas según sus usuarios. Hace unos meses la Guardia Civil intensificó su presencia para disuadir a quienes utilizaban el refugio de las casas en ruinas del poblado para consumir sustancias estupefacientes o para acampar.

Con el derribo de la mayoría de inmuebles el problema se ha solventado. Además, este verano no se han instalado chiringuitos de movida nocturna, lo que ha reducido notablemente la práctica del botellón y la acampada en la zona.