Con sus amigos Pepe Torrent, Juan Piosa y José María Pérez en un acontecimiento familiar. / L. V.
Jerez

Casa Franco: tradición tapicera jerezana

Con más de un siglo de existencia, la familia Franco ha ido pionera en este negocio

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Finalizamos la letra 'F' de Mis familia preferidas trayendo a esta doble página a una conocida y trabajadora familia jerezana, a la que hemos puesto en titulares el nombre comercial por el que son conocidos, Casa Franco, evitando anteponer al apellido el artículo determinado 'los', por razones obvias.

Dedicados desde el siglo XIX al comercio del mueble, la tapicería y la decoración, la familia Franco ha sido un referente en Jerez en todo lo concerniente a este negocio, llegando a ser proveedores de todos los tapiceros de la ciudad y muchos pueblos de la provincia de Cádiz, que se acercaban a el establecimiento y almacenes a buscar los útiles y materiales más inverosímiles para la decoración y la tapicería. Precisamente por ese motivo solía decirse aquello de: «Si no lo tiene Franco, no lo tiene nadie». Y tal afirmación era verdad, porque, de no haberlo en Casa Franco, había que ir a buscarlo a Sevilla.

Esta familia es extremadamente ordenada y meticulosa, pues tienen sus estanterías y anaqueles perfectamente ordenados y a la vista, dispuestos en tarros de cristal toda suerte de clavos, chinchetas y remaches, los que el cliente solicita señalando. Pero igualmente, y a modo de expositores, pegados en pequeñas tablitas, cordones de diferentes grosores y cintas de diversos anchos, borlones y pasamanerías, tubos y rieles para el cortinaje; facilitan al cliente la elección agilizando de este modo la venta.

Con más de un siglo de antigüedad, esta familia comenzó el negocio a finales del XIX siendo el precursor el bisabuelo José Franco Perea, que lo ubicó en la plaza de la Yerba junto a la conocida cervecería La Cruz Blanca. En una profunda galería cuyo interior conecta con la calle Santa Ana que, paralela a la de Consistorio, llega hasta la calle de los Remedios, frente a los Caracoles. Pues bien, en aquella tienda -hoy Galerías Ragazza-, el bisabuelo vendía todo tipo de muebles de una extraordinaria factura, así como tresillos, lámparas, alfombras y los demás complementos para el confort y la decoración del hogar.

Testigo

Tras su fallecimiento, su hijo Manuel Franco Lopez-Cepero cogió el testigo instalándose un poco más arriba, concretamente en el número 19 de la calle Consistorio, que hace esquina con la plaza de la Yerba, especializándose en todo los materiales concernientes a la industria de la tapicería. Aunque tuvo otras representaciones, como fue la de Uralita, con el tiempo las dejó todas por la tapicería.

Al fallecimiento de éste, ha sido su hijo José Manuel Franco González quien, situado en la calle Doña Felipa número 4, regenta este negocio desde el año 1972.

La tienda está abierta al público en una bonita casa del siglo XIX, en cuyo pequeño zaguán se pueden observar las piezas de tela, sky o polipiel tal y como las exponía al público el abuelo, con un pico del género o tejido vuelto, en cuyo envés se reseña el material, el ancho y, por supuesto, el precio al que se vende el metro. Al entrar, pasamos al distribuidor a través del cual se accede al resto de las dependencias; a la derecha encontramos el despacho con una gran mesa en el centro sobre la que se extienden, miden y cortan las piezas de telas y diferentes géneros que allí se expenden para la tapicería. Al fondo se encuentra el mismo buró tras el que se sentaba el abuelo y en el que durante estos 37 años se ha sentado su hijo José Manuel Franco González y ahora lo hacen sus hijos los herederos del negocio, Manu y Alicia. Dicho buró es el centro de operaciones de Casa Franco y en él se ajustan los metros, se hacen las cuentas y se cobra al céntimo.

Patio

Si continuamos adentrándonos en la casa, accedemos a un luminoso patio que, como todos los de estas casas decimonónicas tienen un bonito arranque de escalera cuyo arco de medio punto es soportado por una columna de mármol genovés de orden toscano. Dicho patio esta circundado por piezas de telas y diversos expositores de cortinas y visillos y en el centro encontramos otra gran mesa repleta de muestrarios y catálogos de los más diversos fabricantes nacionales e internacionales de tejidos para la decoración del hogar. Esta sección esta llevada por Alicia Franco, digna sucesora de este negocio por su gran conocimiento y gusto a la hora de que sus clientes tomen una decisión sobre las combinaciones de tejidos y colores para vestir sus casas, por lo que se acercan a recabar sus consejos. El resto de las habitaciones suelen estar ocupadas por muebles y alfombras, la mayoría de importación.

Por otro lado, es su hermano Manu quien lleva el peso del negocio el que, al ser tan especializado, es un sinfín de artículos y accesorios los que hay que conocer y manejar, por lo que los dos hermanos forman el tándem que el negocio requiere.

Tradición familiar

Qué verdad es que cada negocio o profesión necesita la persona adecuada y con la formación precisa. En ésta de Casa Franco, la tradición familiar de más de un siglo ha hecho que ya desde el bisabuelo sus descendientes lo hayan vivido y generación tras generación asumido y aprendido su cometido, por lo que han llegado a tan alta especialización, única forma de llevar adelante un negocio tan versátil por lo abundante y la variedad de género existente.

Y eso a pesar de lo mucho que ha cambiado la tapicería, la que antes se llevaba a cabo con asientos y respaldos de muelles, que, apoyados en cinchas de yute, iban perfectamente atados con cuerdas de cáñamo, para posteriormente ser recubiertos con tela de saco, crin y mantas de guata y, por último, con tela blanca de muselina, para finalmente ser tapizados con la tela de forro. Un tresillo podían tardar en hacerlo tres hombres alrededor de dos semanas. Hoy, un solo hombre puede, por el contrario, tapizarlo en una semana; esto es debido al utillaje existente, la goma espuma, las máquinas grapadoras, etc, que han simplificado el trabajo. Ahora bien, un tresillo de los de antes tapizado por la familia Franco podía durar toda la vida, mientras que ahora no sobrepasan el lustro.

Debido a su dilatada trayectoria y su más que probada profesionalidad de ya cuatro generaciones, hoy hemos querido traer a estas páginas de LA VOZ a la familia Franco, la que con su buen hacer ha formado parte del tejido comercial de nuestra ciudad, aportando, además, belleza y comodidad a numerosos hogares jerezanos, y ocupando, en consecuencia, un lugar más que destacado en el mismo.