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La moda del bótox y los tratamientos láser disparan la apertura de centros de estética

La provincia dobla la oferta en sólo cinco años y ya cuenta con 112 clínicas El SAS realizará inspecciones en todas ante su enorme expansión

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Hace apenas cinco años de la aprobación del uso de la toxina botulínica en España y su uso se ha universalizado. Tanto es así que la Sociedad Española de Medicina Estética solicitó una regulación legal y que sólo sea administrado por profesionales. El bótox se ha convertido en uno de los tratamientos más habituales en clínicas de estética junto con la depilación láser.

El éxito de estas terapias ha disparado la apertura de centros en la provincia, que ha llegado a duplicar la oferta en sólo cinco años. De medio centenar de establecimientos en 2004 se ha pasado a los 112 actuales que aparecen en el registro del SAS.

La mayoría realizan técnicas de belleza que van desde la dietética a los pequeños retoques que apenas precisan de anestesia local. Sólo siete de estas instalaciones están autorizadas para realizar cirugía mayor ambulatoria como el aumento de mama, la liposucción o la rinoplastia.

Dado este crecimiento, Salud ha iniciado una inspección integral para verificar que todo está en regla. Hasta el momento sólo se habían visitado los centros denunciados, con sospechas fundadas de irregularidades o con el objeto de proceder a la autorización de la apertura de una nueva clínica. Un control que contrasta con la enorme expansión. Sólo en 2008 se abrieron diez nuevos equipamientos en la provincia y se certificó el cierre de uno, según los datos de los que dispone la Delegación provincial de Salud. Esta inspección vendrá a regular el uso de determinados tratamientos en los centros de estética, especialmente los que se realizan con técnica láser. Nicolás Maestro, cirujano plástico que opera en la Clínica Novo Sancti Petri, se muestra sorprendido ante el gran número de negocios. El especialista realiza tratamientos de cirugía menor en sus instalaciones de Cádiz, «especialmente depilaciones, infiltraciones de bótox o ácido hialurónico y revisiones rutinarias», recalca. Alguna de estas terapias precisan de cirugía local y «es necesario un equipo de reanimación ante un posible shock anafiláctico».

«No tengo constancia de clínicas clandestinas en la provincia, pero siempre hay que estar alerta y aconsejar al cliente para que se informe bien antes de someterse a cualquier tratamiento», insiste el doctor Maestro. La principal complicación que se puede presentar en el caso de las depilaciones son quemaduras, pero en el de las infiltraciones se pueden producir quistes o granulomas e incluso infecciones que requieren de atención más especializada.

Consecuencias

«Por muy simple que parezca una terapia siempre debe tener un control médico para estar atentos a posibles incidencias», insiste el cirujano, porque pueden dejar secuelas como cicatrices o párpados y cejas caídos. Por este motivo aconsejó una información previa sobre las condiciones de las clínicas y el tipo de terapia a la que el paciente se va a someter.

El Colegio de Médicos está muy encima de este tipo de centros. Las últimas irregularidades se detectaron hace tres años en El Puerto y San Fernando, donde se atendía sin autorización. «Después de esos dos casos no nos hemos encontrado con ninguna otra instalación ilegal», aseguró Miguel Fernández Melero, asesor jurídico del colegio profesional. El control es grande y se ha alertado a los especialistas para que denuncien ante cualquier sospecha. «En alguna ocasión hemos seguido un rumor y se han llegado a contratar a detectives para verificarlo».

Los cirujanos plásticos, como los de cualquier otra especialidad, tienen que hacer frente a seguros de grandes primas, en función de la conflictividad de su trabajo y el nivel de exigencia. En la provincia no se han detectados irregularidades graves. De hecho, la Fiscalía no tiene constancia de denuncias de este tipo en los dos últimos años.

Uno de los aspectos más controlados es la edad de las pacientes. Desde hace algún tiempo se ha apreciado un descenso significativo de 25 a 18 años, según se pudo constatar en el Congreso de Cirugía Plástica celebrado en Cádiz el mes pasado. Los especialistas lo atribuyeron al cambio de mentalidad y a la accesibilidad de los tratamientos. No así, recalcaron que no hay problemas con menores porque «los propios médicos resultan siendo los más reacios a operar a adolescentes y sólo lo hacen cuando están seguros de que hay un motivo justificado», recalcó durante su ponencia el doctor Manuel Sánchez Nebrera, de la Fundación Sánchez Nebrera de Granada. El especialista considera, por tanto, innecesario el nuevo decreto de la Junta que regula la cirugía en menores.