Espectáculo de masas
Actualizado: GuardarQué espectáculo deplorable, qué pedazo de circo, qué lejos de lo que debía de ser, qué...
No, no me refiero al entierro de Michael Jackson, aunque por un momento, por lo que he dicho, pudiera ser, después de ver ese sepelio multitudinario, con esos hermanos uniformados con corbatas amarillas, esas hermanas disfrazadas de velatorio antiguo...Y luego encima el ataúd que parecía el Santo Entierro... Yo creo que no hubo nadie en Cádiz que no pensara por un momento que ahí había una pedazo de chirigota para el año que viene, y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra...
No, no me refiero al entierro de ese pobre rico genio de la música, el hombre con más compás de la historia... De lo que yo estaba hablando era de la presentación del Cristiano Ronaldo en el Bernabéu, que me sacó en más de una ocasión los colores de pura vergüenza ajena.
A mí me gustaba el fútbol, de verdad, pero de unos años para acá había dejado de seguirlo. La fiesta madridista del otro día me recordó los motivos por los que había tomado la determinación de apartarme del llamado deporte rey. Hoy en día, el fútbol y toda la parafernalia que genera es lo más parecido a un programa del corazón que hay, y encima apesta única y exclusivamente a negocio de camisetas. El espectáculo del otro día es la constatación de que aquí no importa el juego, sino el depilado de cejas del futbolista, las vacaciones que se pegó en Estados Unidos, o el pastón que ha pagado el Madrid para reclutarlo en sus filas.
Cómo ha cambiado todo, en qué se ha convertido esto, qué lejos de lo que tendría que ser. Y qué triste ver a Di Stefano, tan ajeno a todo aquello, con los ojos bajos y la cabeza gacha.