Sociedad

Desmesura

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

P ues no, no extraña la desmesura en un país que eleva a la obscenidad mediática un funeral con sorteo casi convertido en colosal reality show. Y encima el finado era Michael Jackson, la estrella que mejor mantuvo su fulgor con las excentricidades televisadas y fotografiadas de una decadencia triste pero rentable. Pop puro y show en vivo, eso es, con el atrezzo de los trajes oscuros de inmejorable corte y las lujosas black limos en cortejo marcial.

La última actuación del mito, dicen algunos, aunque en ella cambie la música y el baile por la aflicción en la cancha del Staples Centre. ¿Aflicción? Si, dolor y tristeza verdadera como culto y adiós al mito, pero también curiosidad malsana, romería popular y obscenidad y desmesura en la concreción del detalle: enumeración de celebrities en la lista A, cifra exacta de asistentes a pie de pista o de calle, numero global de televidentes en todo el mundo y hasta el precio astronómico y los kilates de una caja mortuoria de oro y cobre.

Nada extraño, insisto, en esa cultura 'fast food' que simplifica el sentido de la vida y de la muerte, convirtiendo en espectáculo digerible y fácil lo trascendente y espiritual. Un espectáculo, un show fúnebre, insisto, al que solo le faltó el epitafio que alguien sugirió en la muerte de Lou Costello: «Nunca pensó que esto se termina».