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Amaneció gris...

| LOS ÁNGELES Actualizado: Guardar
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Ayer amaneció gris en Los Ángeles, como si el Sol quisiera ponerse de luto en el día del funeral de Michael Jackson. El funeral de Michael Jackson. Sólo escribirlo produce un aletear de tristeza en el estómago. La ciudad ha perdido a uno de sus hijos. A pesar de nacer en Gary, localidad industrial del estado de Indiana, Jackson quedará como una de las estrellas más gigantescas, la más brillante, jamás grabadas en el corazón de esta comunidad.

Incluso aquí, un lugar atiborrado hasta el cinismo por las vorágines, subidas y caídas de famosos, la desaparición de Jackson da paso a sentimientos de dolor y sorpresa genuinos. Es como si, de repente, se alzase el velo que cubría al Michael icono y comprendiésemos el hermoso impacto que el Michael artista tuvo en cientos de millones de personas. Es cierto que los críticos sacan a relucir su juicio por abusos sexuales (declarado inocente), sus adicciones o la desoladora relación que mantuvo con su físico. Pero su legado vital es demoledoramente positivo. «Nos deja su música, sus obras de caridad, el amor que ofrecía en sus conciertos», decía con ojos hinchados de llorar Maz Loton, una británica de 35 años llegada ayer desde Birmingham y que permanecía junto a miles de personas afuera del Staples Center la llegada del féretro. «Vine porque necesitaba estar cerca de otras personas que sienten lo mismo que yo».

Siendo ésta la cuna del capitalismo, la muerte del cantante no podía soslayar el impacto económico. Muchos negocios han aumentado espectacularmente su nivel de actividad con el desembarco de fans de todo el mundo. Y ahora vendrán los culebrones de la herencia, la custodia de los hijos y el desfile de materiales recopilatorios. Pero no es día para hablar de finanzas, sino de sentimientos. Los Ángeles, el universo musical, nunca serán iguales. Un trozo del alma de esta ciudad se despedirá cuando el pequeño de los Jackson sea enterrado. «Su muerte es más importante que si hubiera muerto Obama», decía Michael Portilla, un joven de 24 años que aguardaba junto a la chica de Birmingham. «Él era mi héroe, y ahora que está muerto es como si una parte de mi vida se hubiese ido con él». Palabras que comparten millones de personas en todo el planeta. ¿Quién iba a decir que su We are the world se haría realidad de esta manera? Hoy será otro día y el sol lucirá de nuevo, pero ayer LA salió triste. RIP, Michael.