Rajoy calla y Cospedal defiende la presunción de inocencia de los acusados
El líder del PP ha limitado sus apariciones públicas y desde mayo no ha dado ni una rueda de prensa
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarUn lunes más, Mariano Rajoy guardó silencio. Ni siquiera la complicación de la situación procesal de Francisco Camps rompió su mutismo. El líder del PP dejó a su número dos que capeara el temporal, y Dolores Cospedal tiró de manual para no decir nada; esto es, que el partido defiende la presunción de inocencia del presidente de la Comunidad Valencia y también la del tesorero Luis Bárcenas.
El prolongado silencio de Rajoy sobre qué piensa hacer en ambos casos ha puesto a muchos dirigentes del PP al borde de un ataque de nervios. El líder de la oposición rehúye en los últimos meses las comparecencias públicas para no tener que hablar del tesorero, acusado en el Tribunal Supremo de cohecho y delito fiscal. Y cuando no tiene más remedio que responder se refugia en las evasivas.
De Camps hace meses que no habla, pues cree suficiente la pólvora defensiva que gastó en su momento para ridiculizar las acusaciones de cohecho «por tres trajes». El cambio judicial de ayer tampoco ha sido suficiente para que Rajoy hablara.
Lo último lo dijo el pasado viernes y fue un compendio de displicencia: «Vaya usted a saber dónde está el futuro de Bárcenas». Para el presidente de los populares no hay novedad en las últimas semanas pues el tesorero no ha sido imputado ni condenado. Hasta que eso no pase, nada. Ésa es la consigna que salió del retiro de la pasada semana de la dirección del PP en la localidad segoviana de La Granja. Con Camps no había directrices, puesto que el PP no esperaba que el juez hallara indicios de delito en su conducta.
Preguntas
¿Por qué Rajoy no hace nada? ¿Qué sabe Bárcenas para que el presidente del partido no actúe? ¿Por qué protege a Camps cuando otros por menos han sido suspendidos de militancia y obligados a dimitir? ¿Qué secretos se esconden tras el silencio? Son preguntas que se hacen dirigentes del PP ajenos a las entretelas del caso. El líder opositor no contesta y alimenta los pábulos. Según Rajoy, quien tiene que mover ficha es el Supremo, no él. Por tanto, ni ha exigido al tesorero que dimita ni le ha destituido.
Con Camps, Rajoy insiste en que es un asunto menor y se ha dado por satisfecho con el anuncio de que recurrirá la decisión del juez. La secretaria general de los populares se atrincheró en que no hay «auto firme» que determine un proceso penal y la causa puede ser archivada. Y en lo que respecta a Bárcenas, repitió que «no hay elementos nuevos».
Dirigentes del partido conocedores de lo que ocurre dicen que el tesorero dimitirá cuando el Supremo pida su suplicatorio al Senado para ser interrogado. Algo que puede ocurrir en septiembre. Aunque hay quien aventura que dará ese paso esta misma semana, Camps es harina de otro costal, pues en el PP daban por seguro que el asunto sería sobreseído. Ahora se impone un plan B.
Ante este panorama, Rajoy calla y ha limitado al mínimo sus exposiciones públicas. En los últimos seis meses sólo se ha sometido a cuatro conferencias de prensa, ninguna desde mayo.
La secretaria de Organización del PSOE vio en la noticia de la actuación judicial contra Francisco Camps la confirmación de todas sus tesis. «Parece que empieza a ser una realidad lo que todos los ciudadanos sospechan de este caso», dijo. Leire Pajín reclamó al presidente de la Comunidad Valenciana que ahora «no responda cuestionando el proceso judicial y a los jueces, sino contestando y dando explicaciones» porque cada día que pasa tiene «muchas más que dar».