ASÍ LO VEO

Ya es hoy y muy pronto mañana

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El Gobierno eludió admitir la crisis para no fastidiar su agenda electoral, basada en considerarse los primeros de la Champions League de la economía en lo que a creación de empleo se refería. La evidencia hizo insostenible la prolongación de la burda mentira. Ahora se resiste a reconocer la imperiosa necesidad de tomar medidas para dar puntual solución a la mayor destrucción de empleo jamás conocida. La situación es tan complicada, que no es de recibo escudarse insistentemente en el Diálogo Social, requiriendo medidas fruto del acuerdo de PP y PSOE.

Desde luego no es bueno adoptar como única decisión, que el tiempo corra y corra, para verlas venir en tanto se produce el milagro y se invierte la tendencia. Dos meses con cifras positivas, uno consecuencia directa del absurdo Plan Estatal de Inversiones para el Empleo y el siguiente fruto de la estacionalidad. Entre ambos 70.000 empleos. Cuando la estación veraniega ponga el cartel the end, con seguridad nos volveremos a enfrentar a la cruda realidad de la gravísima situación que padecemos. Exacerbada por la inacción gubernamental, que deja en manos de los agentes sociales a través del Diálogo Social cualquier opción de reforma del status quo hoy existente. España se enfrentará al finalizar el año a tasas de desempleo que superaran el 22% y Andalucía el 30%. Pensar como coherente el argumento consistente en la flexibilización del mercado laboral como causante de todos los males cae por su propio peso. Es decir, pensar que si se flexibiliza el mercado el desempleo crecerá, debido a la mayor facilidad de despedir a los trabajadores por el empresario, es una falacia más. Según ello, para evitar que aumente el paro lo que procede es prohibir directamente que el empresario despida. Si la empresa no puede ajustar de forma permanente sus costes, incluyendo en ellos los laborales, ya que el salario es la retribución del factor trabajo, un coste más de producción, la empresa está abocada irremediablente al concurso y posterior cierre. Cerrada la empresa, todos los trabajadores al desempleo. Es de sentido común y a la historia de los hechos económicos me remito, los países más prósperos son los que tienen un mayor número de empresas y la condición de empresario responde a un concepto querido y respetado por el conjunto de la ciudadanía. Los esquemas simplistas y flexibles que no desreguladores de los mercados, incluyendo el social.

La recuperación económica, la generación de riqueza y la creación de empleo sólo comenzarán cuando de una forma definitiva desaparezcan legislaciones y practicas restrictivas en todos los órdenes económicos y sociales, asentados aún en los principios más reaccionarios del franquismo. Hoy es preciso rescatar el contrato temporal acausal auspiciado por Felipe González y promulgado por Real Decreto 1984/1989 como instrumento legal para la dinamización del mercado de trabajo con carácter inmediato. Mañana, es irremediable a la vez que una irresponsabilidad no llevar a cabo la adecuación de la legislación laboral española a las circunstancias actuales. El mejor y mayor progreso social pasa hoy por mañana, por una necesaria reforma que dote a las empresas de la dosis de flexibilidad necesaria para adecuarse a una economía cada vez más abierta y competitiva. La defensa del empleo exige más que nunca ensalzar el concepto de productividad, a la vez que deberá perder peso específico el carácter intuitivo, base de las relaciones laborales españolas.