Obama llega con la mano tendida
El Kremlin aguarda con desconfianza y a la defensiva la primera visita a Rusia del nuevo presidente de EE UU
| CORRESPONSAL. MOSCÚ Actualizado: GuardarLa primera visita a Rusia de Barack Obama comienza hoy en Moscú en medio de una gran expectación. El nuevo presidente estadounidense confía en un «reinicio» de las relaciones con el Kremlin después de que el conflicto en Georgia del año pasado las situara en su peor momento desde los tiempos de la guerra fría. Sin embargo, tendrá que hacer un esfuerzo más que dialéctico para obtener concesiones de las autoridades de Moscú, que se muestran cada vez más desconfiadas y a la defensiva.
«Dígame siquiera una concesión que Rusia esté dispuesta a hacer para mejorar las relaciones con EE UU», lanzó hace poco el corresponsal en Moscú del rotativo The Wall Street Journal a un alto responsable del Ministerio de Exteriores, cuyo nombre pidió no dar a conocer, y no supo qué contestar. Por su parte, Vladímir Orlov, un experto en desarme, declaró que el que sembró la desconfianza en los últimos años fue George W. Bush, y, según él, «ahora van a hacer falta más que palabras para restablecerla».
El primer desencuentro entre Bush y el entonces presidente Vladímir Putin, actual primer ministro, se produjo coincidiendo con la revolución de las rosas en Georgia, en otoño de 2003. La misma situación se repitió un año después en Ucrania con la revolución naranja. El Kremlin culpó entonces a Washington de injerencia en su patio trasero. Lo que más temía Putin era que esos ejemplos pusieran en peligro el modelo ruso de democracia dirigida.
El enfrentamiento de Moscú con Kíev y Tiflis llevó a ambos gobiernos a expresar en alto su deseo de ingresar en la OTAN, peticiones que fueron acogidas positivamente por Estados Unidos. Rusia volvió a poner el grito en el cielo y a condenar la postura norteamericana. El deterioro de las relaciones se agravó aún más cuando Bush anunció su plan de extensión de la defensa antimisiles a Polonia y República Checa. La medida, según Washington, tiene en mente a Irán. Putin, sin embargo, siempre ha creído que es Rusia la que está en el punto de mira.
Así las cosas, Bush y Putin mantuvieron su última reunión como jefes de Estado en abril de 2008 en el balneario de Sochi. Hubo voluntad conciliadora y firmaron una declaración estratégica sentando las bases para un futuro entendimiento. El documento subrayaba la necesidad de crear «un sistema de defensa antimisiles global» con participación de EE UU, Rusia y la Unión Europea. Se habló también de «mayor transparencia» y de «intercambio de tecnología e información». La declaración recogía muchos otros aspectos bilaterales y reconocía como prioritario retomar las negociaciones sobre desarme nuclear.
Invasión de Georgia
Todo se fue al traste en agosto del año pasado, cuando las tropas rusas invadieron Georgia y Moscú reconoció la independencia de las provincias georgianas de Osetia del Sur y Abjasia. Una nueva guerra fría había estallado entre los dos países. El presidente, Dmitri Medvédev, no reaccionó con mucho entusiasmo a la llegada de Obama a la Casa Blanca. Hasta que, el pasado febrero, se produjo el primer contacto entre las dos nuevas administraciones. El vicepresidente, Joe Biden, y el viceprimer ministro ruso, Serguéi Ivanov, se entrevistaron en Múnich.
Un mes después lo hacían en Ginebra la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y su homólogo del Kremlin, Serguéi Lavrov. Ahí fue donde se habló por primera vez de reset (reiniciar) las relaciones. Medvédev y Obama se vieron las caras por primera vez el pasado 1 de abril en Londres.
Ahora se trata de recuperar el tiempo perdido. Obama necesita de Rusia colaboración en problemas como Afganistán e Irán. El presidente de EE UU será recibido hoy en el Kremlin por Medvédev. Mañana tiene previsto reunirse con Putin, el todavía hombre fuerte de Rusia.