El pederasta escucha la sentencia del tribunal que le condenó en 2005 ./ LA VOZ
ESPAÑA

La Audiencia de Cantabria juzga hoy de nuevo al 'pederasta de Astillero'

El acusado abusó de una niña de seis años tres días después de cumplir una condena por otro delito sexual

| SANTANDER Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La Audiencia de Cantabria juzga hoy de nuevo a Marcelino Fernández Arnáiz, un pederasta multirreincidente para el que esta vez se piden nueve años de cárcel, acusado de haber abusado de una niña de seis años a los tres días de salir de prisión, tras haber cumplido su última condena.

Fernández Arnáiz, de 54 años, más conocido como el pederasta de Astillero, ha sido detenido múltiples veces por delitos sexuales cometidos contra menores: concretamente en los años 1980, 1983, 1986, 1990, 1999, 2000, 2002 y 2003. Y, hasta ahora, cada vez que ha cumplido su pena, ha vuelto a reincidir. De hecho, su último delito probado, por el que pagó con cinco años de cárcel, lo cometió dos meses y medio después de abandonar el centro penitenciario de Foncalent (Alicante), donde había cumplido dos sentencias de 15 y 18 meses de internamiento psiquiátrico.

Su caso, junto el de la niña Mari Luz, fue uno de los que movió al Gobierno a impulsar una reforma del Código Penal para elevar las condenas en determinados delitos y para establecer medidas de libertad vigilada para los pederastas reincidentes, según reconoció el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.

En esta ocasión, se acusa al pederasta de Astillero de haber abusado sexualmente de una niña de seis años a la que había comprado antes unas golosinas, el 23 de agosto de 2008. Tres días antes, Fernández Arnáiz había salido del centro penitenciario de Dueñas (Palencia), tras cumplir cinco años por abusar de otra menor.

La Fiscalía considera que Fernández Arnáiz cometió un delito de agresión sexual agravado por la reincidencia en esta conducta. Por ello, pide que se le imponga una pena de nueve años de cárcel y la prohibición de acercarse a una distancia inferior a 300 metros de la niña durante doce años.