«Antes era muy raro que alguien no me dejara nada»
| CÁDIZActualizado:Los repartidores de comida a domicilio son uno de los colectivos damnificados por la reducción de propinas. Motoristas de distintos restaurantes de la Bahía confirman que una parte importante de sus ganancias proviene de la generosidad de los clientes, quizás porque, en la mayoría de los casos, sus condiciones laborales no son precisamente idílicas.
Antes de que la depresión económica hiciera acto de presencia, las noches de estrés en las que cruzan mil veces la ciudad sin apenas respirar eran recompensadas por casi todos los hogares a los que acudían. Así lo confirman el pizzero Abrahán Alcón y sus compañeros de la Trattoria Caruso. «Era muy raro que alguien no dejara nada, ahora sigue dejando mucha gente, pero no tanta». «A lo mejor un 30%», calculan.
Pero, como sucede con los butaneros, lo que más daño les hace no es este descenso, sino el de las cantidades dispensadas. En su opinión, «en eso sí se ha notado mucho más la crisis». Otros compañeros de Abrahán coinciden en que un número considerable de personas «dejaban un euro o algo menos si el precio rondaba una cantidad redonda», es decir, que si el pedido cuesta por ejemplo 19,20 euros, «casi siempre nos pagaban con un billete de 20 y nos dejaban el resto para nosotros». «Menos de 50 céntimo es muy raro que nos dieran», agrega otro compañero.
Por desgracia para ello, en estos tiempos «muchos esperan la vuelta por escasa que sea».