Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Artículos

Derribos Cádiz

JOSÉ MONFORTE opinión@lavozdigital.es
Actualizado:

Qué trabajito cuesta en Cádiz tirar cualquier inmueble. A lo mejor, como somos tan ma yorcitos en Cadisí, tenemos el síndrome de Derribógenes y no queremos que se tiren ni las cestas de picos de los bares, aunque tengan más arenilla que la playa de Cortadura. Tenemos afán conservacionista... bueno y también afán conservador, pero eso es otra cosa.

Hace unos meses se lió una gran pajarraca con el derribo de La Aduana. Los partidarios de mantenerla en pie consiguieron hacer valer su postura y el edificio seguirá allí. Sigo considerando que el proyecto de la plaza de Sevilla sin este edificio es mucho mejor y tiene razón en este asunto el Ayuntamiento de Cádiz, que también es partidario de tirarlo.

Ahora se avecina una gran bronca con la antigua residencia del Tiempo Libre, un hotel barato situado en primera línea de playa y que fue uno de los de mayor capacidad que tenía la ciudad. La Junta, muchos meses después de su cierre, anuncia ahora que su proyecto inicial de remodelar el edificio no es posible y plantea tirarlo.

La causas que da es el mal estado en que está el inmueble, que hace inviable su permanencia. Hasta aquí las cosas, aunque con más lentitud que la procesión del Prendimiento, parecen razonables.

El anuncio del derribo, sin embargo, va acompañado de que no todo el edificio que se construya tendrá usos hoteleros y que también se albergarán, en este lugar privilegiado de la ciudad, oficinas de la Junta y ya aquí la hemos liado.

El edificio creo que ocupa actualmente uno de los puestos estrella de la ciudad en cuanto a atractivo para el negocio turístico: primera línea de playa, zona de noche de lo más concurrida y un montón de aparcamientos subterráneos alrededor y ya todos sabemos lo que gusta en Cádiz un parking bajo tierra, más que un cura bajopalio.

La Junta se está luciendo últimamente en cuanto a los edificios. Ya lo vimos con la Aduana y ahora la historia se repite con la Residencia del Tiempo Libre. Parece razonable que la Administración autonómica se reúna con el sector empresarial y el Ayuntamiento para consensuar un destino al inmueble después de que se haya comprobado por parte de los técnicos que la casa está para tirarla.

No parece que colocar oficinas en primera línea de playa sea bueno para la economía de la ciudad. El propio presidente de la Cámara de Comercio, Ángel Juan Pascual, que conoce bien el sector turístico, habla de situar en la zona un hotel y algún centro de ocio. La idea parece a priori bastante interesante y serviría para reforzar la oferta.

El Ayuntamiento no debe ahora ponerse a liar la bronca, como tango gusta, con este tema, sino sentarse con los dirigentes de la Junta e invitar a los empresarios y, entre todos, consensuar una solución para el problema surgido. Cádiz no necesita buenas broncas liadas sino buenas obras terminadas. A lo mejor el problema surgido con el edificio es hasta una bendición y permite aprovechar mejor este espacio, uno de los más importantes del Paseo Marítimo.

Lo que ahora no nos podemos es pegar meses y meses discutiendo si se tira o no se tira el edificio. Si está chungo y el hormigón en vez de armado está más desarmado que el Batallón Infantil, pues su buena piqueta y a pensar, entre todos, qué se hace en el solar. Desde luego, sea donde sea, El Baro tiene que mantenerse. Su sopa de tomate y el pescao frito, eso sí que son patrimonio de la humanidad, monumentos públicos y no pueden perderse.