El petróleo iraquí vuelve al mercado internacional
El país pérsico adjudica su primer gran contrato de explotación de un yacimiento a un consorcio anglo-chino
Actualizado:«Me entristece que sea políticamente inconveniente reconocer lo que todo el mundo sabe: que la guerra de Irak fue en buena medida por el petróleo», escribió Alan Greenspan en sus memorias, publicadas hace dos años. El ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos ponía en negro sobre blanco lo que millones de personas clamaban desde antes del inicio del conflicto: que detrás del mesianismo de un presidente, de las supuestas -y falsas- armas de destrucción masiva y del terrorismo, el oro negro era el que realmente engrasaba la maquinaria de guerra.
Pero seis años han pasado ya desde el comienzo de la invasión liderada por EE UU, que ha invertidos miles de millones de dólares y miles de vidas en un proyecto que no acaba de ver la luz al final del túnel. Seis años después, ¿qué ha pasado con el petróleo de Irak?
Esta semana, un consorcio liderado por British Petroleum (BP) y participado por China National Petroleum Corp. (CNPC) consiguió el mayor contrato energético concedido desde que Sadam Hussein nacionalizara la industria en 1972. Desde esa fecha, sólo se había otorgado un acceso restringido a los yacimientos a firmas chinas y rusas, especialmente en los años 90.
El acuerdo firmado por BP y CNPC para 20 años contempla la modernización del campo petrolero de Rumaila, el mayor del país. Otros consorcios, entre los que se encuentran las estadounidenses Exxon-Mobil o la italiana ENI, también habían pujado por el contrato, aunque finalmente se retiraron del concurso por considerar que sus términos eran abusivos. La puja fue retransmitida en directo por la televisión estatal, en un intento de las autoridades de mostrar la transparencia del proceso.
El contrato, de hecho, es mucho menos lucrativo de lo que en un principio esperaban las compañías petroleras. BP se ha comprometido a extraer 2,85 millones de barriles al día. Si se logra más cantidad de la acordada, el consorcio ganará 2 dólares (1,42 euros) por barril, menos de la mitad de lo que la empresa esperaba conseguir. La petrolera británica deberá ahora buscar socios locales para iniciar la extracción. BP no es la primera en conseguir un contrato en la era post-Sadam. Ya en 2007, 35 compañías extranjeras fueron invitadas a competir por el desarrollo de varios yacimientos. Los contratos eran pequeños, por el plazo de uno o dos años, pero la lentitud de las negociaciones hizo que las firmas se retiraran del proyecto.
Normativa paralizada
La china CNPC ya consiguió el año pasado un acuerdo con el Gobierno iraquí para la extracción de petróleo del yacimiento de Adhab, en la provincia oriental de Wasit. El contrato, mucho más pequeño que el que ahora ha firmado la compañía de la mano de BP, se puso en marcha el pasado marzo. Los analistas no se ponen de acuerdo aún en si BP conseguirá sacar algún tipo de beneficio. Aunque está claro que ya se ha posicionado en el primer puesto de salida si, finalmente, el Gobierno iraquí abre la industria a las empresas foráneas.
El país debate aún la Ley del Petróleo, un controvertido proyecto impulsado por la Administración George W. Bush que lleva más de tres años paralizado en el Parlamento. La nueva ley otorgaría a las compañías extranjeras el derecho a explotar directamente el petróleo. Actualmente son empresas nacionales las que lo hacen. Tampoco está claro si el próximo Ejecutivo, el que salga elegido tras las elecciones del año que viene, mantendrá el contrato con BP. La inestabilidad del Gabinete y las tensiones entre suníes y chiíes dificultan las predicciones.
Seis años después del inicio del desastre, está lejos de demostrarse que la guerra fuese un buen negocio.