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José Miguel Insulza dialoga con un militar, rodeado de policías, a su llegada el viernes a Tegucigalpa. / EFE
MUNDO

Honduras rompe con la OEA

El Gobierno golpista de Micheletti se adelanta a la reunión del organismo panamericano para aprobar su expulsión y opta por dejar el foro

MARCELA VALENTE
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Vencido el plazo de 72 horas que el miércoles otorgó la Organización de Estados Americanos (OEA) a los golpistas de Honduras, el organismo internacional se encaminaba ayer a expulsar a Tegucigalpa durante una asamblea extraordinaria de cancilleres realizada en Washington. Adelantándose a una segura sanción, el Gobierno de facto en Honduras, encabezado por Roberto Micheletti, anunció su decisión de renunciar a la OEA horas antes de que la asamblea se pronunciara. Pero el secretario general del organismo, el chileno José Miguel Insulza, aclaró desde la capital estadounidense que la renuncia de un Ejecutivo ilegítimo no tiene validez jurídica ante los países miembros.

De esta manera, la crisis en Honduras, que se precipitó con el golpe militar perpetrado hace una semana, queda ahora en un callejón sin salida y el presidente legítimo, Manuel Zelaya, sigue a la espera de una solución diplomática que no llega. Decenas de miles de manifestantes del interior del país llegaban ayer hasta la sede de la presidencia para exigir el regreso del presidente y de ahí irían al aeropuerto a aguardar su llegada.

Insulza había viajado a Tegucigalpa el viernes con el propósito de notificar a la Corte Suprema de Justicia y al Congreso que la OEA había resuelto dar un ultimátum a los golpistas para que Zelaya, depuesto el domingo pasado por las Fuerzas Armadas, sea restituido en el cargo sin condiciones. Pero el plazo venció ya y el Gobierno encabezado por Micheletti se niega a dar marcha atrás.

Los golpistas insisten en que no hubo golpe de Estado, y que si Zelaya regresa será detenido de inmediato y encarcelado. No obstante, empieza a resquebrajarse el frente que parecía unido a favor de la intervención militar y algunos diputados ya comienzan a manifestar su rechazo al gabinete provisional.

Decisión «irreversible»

«Nuestra decisión está tomada y es irreversible, hagan lo que quieran», respondió el viernes el presidente del alto tribunal hondureño, Jorge Rivera, al llamamiento realizado por Insulza. Poco después, Micheletti envió una carta al secretario de la OEA en la que sostuvo que si el organismo «cree que en su seno ya no hay espacio para Honduras y para los estados que aman su libertad, le comunicamos a usted que Honduras denuncia la carta de la organización, y que eso es de aplicación inmediata».

Pero Insulza respondió que el presidente de facto, designado por el Congreso en una sesión irregular tras el secuestro y traslado a Costa Rica del presidente salido de las urnas, no tiene las prerrogativas legales para denunciar la carta del organismo. «Es un Gobierno que para los otros 34 miembros de la OEA y para la comunidad internacional no existe jurídicamente», explicó.

Insulza había llegado el viernes a Tegucigalpa, sitiada por los manifestantes de uno y otro bando. Pero a pocas horas de aterrizar y de reunirse con las autoridades judiciales, declaró que «lamentablemente» no había condiciones para el regreso de Zelaya. El mandatario depuesto tiene previsto regresar, de todos modos, a su país, y lo haría en las próximas horas acompañado de la presidenta argentina, Cristina Fernández, de su homólogo ecuatoriano Rafael Correa, además de otros gobernantes y autoridades.

Ruptura constitucional

Para el secretario general de la OEA, en Honduras «hubo una grave ruptura del orden constitucional» y adelantó que en la sesión de ayer se resolvería la eventual suspensión de ese país de la organización que agrupa a todo el hemisferio.

La asamblea del organismo panamericano dio arranque a medio día de ayer -media tarde en España-, pero la decisión sobre Honduras tuvo que posponerse hasta bien entrada la jornada porque todavía algunos de los presidentes de los estados miembros no habían llegado a Washington. De cualquier manera, la decisión parece tomada y la expulsión del país centroamericano se esperaba antes de que acabara la jornada, quizás ya bien entrada la madrugada española.