El grupo Sphinx, pionero en la escena gaditana./ O. CH.
Sociedad

Veteranos del metal

Sphinx, pioneros en la escena heavy local, vuelven a los escenarios tras medio año de inactividad con un concierto que reunirá a los máximos exponentes locales de este género

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Si alguna vez se encuentra al doblar una esquina, en el autobús o frente a la sección de congelados del super a un chico vestido completamente de negro, con largas melenas, cadenas y pintas de tipo duro no se aleje despavorido ni eche mano al bolso (en caso de llevarlo a cuestas), ése el error que cometen muchos ciudadanos de a pie ante la presencia de un muchacho con tal estética. Probablemente será un gran melómano, un apasionado de las guitarras más eléctricas y los acordes más rabiosos, un adorador de clásicos como Iron Maiden o Metallica e incluso puede que forme parte de una banda musical, de estas que cultivan sonidos raros para algunos, estridentes para otros, pero que en realidad poseen letras llenas de crítica social y frases épicas repletas de sensibilidad. Y es que el movimiento heavy en Cádiz nunca ha muerto, siempre tuvo mucha fuerza y los componentes de Sphinx lo saben, puesto que son unos grandes veteranos de la escena desde que empezaran a subirse a los escenarios a principios de los 90. Diecisiete años de triunfos, éxitos, discos, giras, pero también de desavenencias con las discográficas, salidas de miembros del grupo y enfermedades que paralizaron la actividad de esta banda durante los últimos años.

Ahora seis meses después de su última aparición, vuelven con las pilas recargadas y dispuestos a soltarse la melena tantas veces como haga falta. «El parón se debió a que durante la gira de nuestro cuarto disco me descubrieron un pólipo en la garganta. Por aquel entonces, cada vez que cantaba era un suplicio, pero me operaron y ahora vuelvo a disfrutar como antes», explica Manuel, vocalista de Sphinx y miembro fundador de la banda junto con Carlos, batería, los únicos que quedan de la formación original. «Empezamos de adolescentes, con quince o dieciséis años», cuenta Carlos, «al principio haciendo versiones de grupos que nos gustaban y luego ya con un estilo más definido».

En 1996 salió su primera maqueta, aunque la más conocida fue la tercera, grabada en 1999. «Gracias a ella nos fichó Fonomusic, la discográfica de José Mercé y Triana». Un sello que años después acabó siendo absorbido por Warner. «Grabamos nuestro primer LP, pero de repente nos vimos dentro de una multinacional que no estaba muy convencida de nuestro sonido. Aun así, nos editaron un segundo disco, Mar de dioses». Sin embargo, Warner, más decidida a aportar por sonidos mucho más comerciales no les ofreció apenas promoción, lo que llevó a la banda a exigir la carta de libertad. «Fue un momento en el que tuvimos que empezar desde el principio», recuerda Manuel. «Carlos organizó la primera gira nacional» con el aval de miles de seguidores que se habían ganado durante los años anteriores, años en los que compartieron cartel con bandas potentes como Obús o Mago de Oz.

Sello propio

Según los miembros de Sphinx, la posibilidad de que una discográfica volviera a apoyar a una banda heavy de Cádiz era bastante remota por lo que decidieron poner en marcha su propio sello en 2005, Noche maldita records, con el que editaron su tercer álbum, Paraíso en la eternidad. «Nos dimos cuenta de que las grandes compañías sólo chupaban la sangre a los artistas». Ese año les fue muy bien: festivales, premios, muchos bolos... Llegaron hasta a sacar un DVD, Tour en la oscuridad, que fue presentado en La Lechera. Sin embargo, llegaron los problemas. «Un compañero se retiró por una enfermedad y entró Juanma (guitarra) y después vino el bache», recuerdan. «Nuestro mayor error fue volver a confiar en una discográfica». Se trataba de Avispa, una de las más importantes del género. Lo que ocurrió fue que el cuarto disco sufrió un retraso enorme y no vio la luz hasta febrero de 2008, momento en el que se lanzó Renacer. «Todavía estamos sujetos a contrato», reconocen apesadumbrados. Avispa, al ver las dificultades que atravesaba el mercado, les dejó en la estacada. «Dejaron de apostar por nosotros».

No obstante, ahora, después de que el vocalista superara su afección y la banda fichara a Víctor como segundo guitarrista (el otro componente es Pepe, el bajista), al grupo empezaron a irle mejor las cosas. El 6 de mayo reaparecieron en Madrid con un concierto en la mítica sala Gruta 77. «Estamos al 100%», manifiestan orgullosos. Ahora, están componiendo temas para su quinto disco, del que ya tienen algo de material. ¿La fecha? Será para principios de 2010.