LA CUARTO DE PALABRAS

Hágase la luz

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Desde pretérito imperfecto (si no más), se veía a lo que abocaba esto: el sol salía todos los días y la luz nos alumbraba (que no iluminaba), excepto a los que se la habían cortado. Pero bueno, con pretérito perfecto ha sido el mismo pelaje: el sol ha salido todos los días y la luz nos ha alumbrado (que no iluminado). Y antes de enredarlo más (al carajo cualquier tiempo pasado), el sol sale, la luz alumbra, y olvídese de que le vayan a iluminar ahora porque lo que ahora toca es que le enreden hasta vatios insospechados con la comercialización del invento. (Ver Invento de la comercialización.) Y no crea, entre el saber y el desconocer, más que oposición, lo que va a encontrar es el origen del drama según los clásicos, así que casi mejor tirar pa la comedia, eso sí, no se ponga a buscar humor inteligente. Empiece por darse cuenta que entre el último recurso de las comercializadoras y la última voluntad de usted, lo único que sobra es el término voluntad, porque todo esto está enfocado (que Dios me lo demande si me equivoco) a dejarle en las últimas. De momento, si tiene cojones, encuentre en la factura de su comercializadora actual (Eléctrica de Cádiz, no haga como yo, que me volví loco) la potencia que tiene contratada, lo que le cobran, y empiece a buscar comercializadoras (horas, tramos, día, noche, potencia, promociones de bombillas...)

Futuro imperfecto: el sol, etc etc, y una voz sudamericana al otro lado del teléfono le irá dando sentido a la comedia mala en la que vivirá inmerso. No estará ahí por casualidad, es «la que recibe las bofetadas», en cambio, le parecerá que se ríe de usted y usted se cagará en la madre que la parió, y lo único que sacará será cabrearse más y gastarse dinero en teléfono. Y desengáñese, desde el futuro perfecto le habrá dicho lo mismo: nada. El nudo del enredo será cuando intente darse de baja de la comercializadora...