El general Nicholson con habitantes de Gamsir. / AFP
EL AVISPERO AFGANO

Islamabad aprovecha la ofensiva para doblegar el feudo insurgente de WaziristánInsulza llega a Honduras poco confiado en resolver la crisis

Once personas murieron tras un ataque contra un campo de entrenamiento de milicianosEl representante de la OEA no negociará con el nuevo Gobierno durante su visita

| ISLAMABAD Actualizado: Guardar
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Ofensiva total contra los talibanes a ambos lados de la frontera. Los marines y las fuerzas de la OTAN se centran en la provincia afgana de Helmand y el Ejército paquistaní se emplea a fondo en la zona tribal con la 'Operación Rah-e-Nijat', cuyo objetivo final es acabar con el gran líder local en Waziristán del Sur, Baitulá Mehsud. La cooperación americana con aviones no tripulados volvió a quedar patente ayer y al menos once personas perdieron la vida tras sufrir un nuevo ataque contra un campo de entrenamiento de milicianos.

«No hay otro remedio. El Gobierno se enfrenta a la rebelión en toda regla de Tehrik-e-Talibán Pakistán (TTP), un desafío claro a su autoridad. La agenda de Mehsud consiste en crear el caos con ataques directos al aparato de seguridad y a cargos públicos. O se acaba con él o su influencia irá creciendo», asegura el analista Imtiaz Gul, director del Centro para la Investigación de Estudios de Seguridad, el primero independiente de Pakistán.

El cerco sobre Mehsud se estrecha, pero los intereses de americanos y paquistaníes son diferentes. Mientras Washington quiere acabar en primer lugar con los elementos que actúan en suelo afgano, Islamabad insiste en que sólo pretende actuar contra aquellos talibanes que ponen en peligro su estabilidad.

«Podemos hablar de dos grandes grupos, por un lado el formado por la red de TTP y por otro la Haqqani. La primera tiene una fuerte motivación política y sitúa entre sus objetivos a las fuerzas de seguridad de Pakistán, pero la segunda se centra en la yihad afgana y no suelen actuar en este lado de la frontera, incluso coopera hasta cierto punto con Islamabad», destaca Gul.

Dos redes con objetivos diferentes pero con un mismo respeto y obediencia hacia el mítico mulá Omar, a la vez que colaboran estrechamente con Al-Qaida. Islamabad pretende sembrar la desunión entre los líderes tribales para evitar que respalden a Mehsud, pero no lo está logrando y algunos de sus 'amigos', como Hafiz Gul Bahadar, ya han atacado a las tropas.

«En 2004, el Ejército perdió a 2.000 hombres en 48 horas y tres años más tarde volvió a sufrir otra severa derrota tras dos semanas de combates. Hemos contabilizado 125 operaciones desde 2004, todas fracasadas», recuerda Gul, que espera que ahora las cosas sean diferentes y que «con la estrecha colaboración militar americana» se pueda acabar finalmente con el denominado santuario insurgente.

En un clima enrarecido por las manifestaciones y las amenazas cruzadas, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, aterrizó ayer en Honduras en un avión de la Fuerza Aérea de Brasil para «notificar a sus actores políticos» el ultimátum para que se restituya en su cargo al presidente depuesto Manuel Zelaya. En caso de no cumplirse con la resolución, Honduras sería expulsada del organismo.

Al representante de la OEA, que abandonó el aeropuerto en medio de fuertes medidas de seguridad y sin hacer declaraciones la prensa, lo esperaba una Tegucigalpa convulsionada por las manifestaciones. Miles de hondureños se concentraron ante la sede presidencial a favor del Gobierno de facto de Roberto Micheletti, en tanto otros miles de manifestantes acudieron hasta la sede de la OEA para exigir la restitución de Zelaya, depuesto el pasado domingo por las Fuerzas Armadas.

En la víspera de la llegada de Insulza, una bomba explotó en un restaurante de comida rápida de una cadena estadounidense ubicado frente al aeropuerto internacional de Toncontín.

«No puedo decir que voy confiado», reconoció Insulza antes de viajar. «Haré todo lo que pueda, pero me parece difícil que todo pueda componerse en unos pocos días», admitió. El comisionado no se reunirá con autoridades del Gobierno provisional, sino con diputados y miembros de la Corte Suprema de Justicia. «No vamos a negociar nada. Vamos a pedir que no se haga lo que se está haciendo hasta ahora», anticipó. La Organización de Estados Americanos dio el miércoles 72 horas de plazo al Gobierno de Roberto Micheletti para devolver el puesto al presidente legítimo, y el tiempo culmina hoy. Zelaya espera ese lapso, para regresar a su país.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció que acompañará a Zelaya en el regreso a su país. Correa consideró que el Gobierno interino «tiene las horas contadas» más que por la resolución de la OEA «por la inmensa presión internacional». Micheletti tuvo ayer un gesto de cierta flexibilidad al admitir la posibilidad de adelantar las elecciones. En una rueda de prensa, el nuevo mandatario hondureño sostuvo que «si el tribunal electoral hace algún arreglo con el Congreso Nacional en el marco de la ley cualquier día es bueno para nosotros», aseguró.

Las elecciones generales en el país centroamericano están previstas para el próximo 29 de noviembre. El presidente elegido en esa fecha deberá asumir el cargo el 27 de enero de 2010, que es cuando debe terminar el mandato de Manuel Zelaya.

Micheletti fue designado presidente el domingo por el congreso en base a una renuncia apócrifa de Zelaya después de que las Fuerzas Armadas lo secuestraran en su residencia de madrugada a punta de fusil y lo trasladaran a Costa Rica.