Batallones de marines esperan para abordar los helicópteros que les trasladarán a la provincia sureña. / AFP
MUNDO

EE UU acelera el rodillo antitalibán

Más de 5.000 soldados inician la mayor ofensiva de la era Obama en Afganistán para expulsar a los insurgentes

| ENVIADO ESPECIAL. ISLAMABAD Actualizado: Guardar
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Mientras las tropas en Irak abandonaban sus posiciones, cuatro mil marines ultimaban los detalles para lanzar la operación Khanjar (Golpe de Espada) en la provincia afgana de Helmand. La hoja de ruta de Barack Obama va superando etapas y con el cierre progresivo de la campaña iraquí ha llegado el momento de acabar con «la mayor amenaza para la seguridad de Estados Unidos», como ha repetido en numerosas ocasiones. Los mandos de la OTAN ya anunciaron el inicio de una nueva campaña en el sur del país y el despliegue masivo de los marines, respaldados por 650 soldados afganos y que se unen a los otros 4.500 marines desplegados en la provincia en los últimos seis meses, es el primer paso para intentar acabar con una de las provincias que la comunidad internacional nunca ha podido controlar y que es el gran centro de producción de opio del país.

«Es una operación única por el gran número de tropas y la velocidad a la que las hemos introducido. Y vamos allí para asentarnos», señaló el general de brigada, Larry Nicholson. Pasada la una de la mañana y a bordo de helicópteros y vehículos blindados, los marines llegaron a la localidad de Nawa, treinta kilómetros al sur de la capital, Lashkar Gah. Los mandos americanos también destacaron que durante las primeras horas no habían tenido contacto con el enemigo. Ni lo encontrarán. Los británicos, responsables de la provincia durante los últimos tres años, lo saben muy bien. Los talibanes rara vez responden a una ofensiva de este tipo porque son conscientes de que no tienen ninguna posibilidad, pero cuando se asienten las nuevas fuerzas y empiecen a intentar trabajar, entonces comenzará el rosario de artefactos improvisados, los atentados suicidas y las emboscadas, las tres mejores armas de la insurgencia, que en lo que llevamos de año ya han costado la vida a 25 militares estadounidenses y británicos.

De Faluya a Helmand

«Los marines fueron los responsables de poner fin a la resistencia en Faluya (Irak) y como fuerza de choque lo hicieron bien. Su problema llega cuando la operación se alarga y tienen que administrar el terreno ocupado, veremos si han aprendido para esta ocasión», comenta una fuente del Cuartel General de OTAN consultada por este medio. «A donde vayamos, nos quedaremos, y donde nos quedemos trabajaremos para asegurar la zona antes de transferirla a las fuerzas de seguridad afganas», garantizó el general brigada Larry Nicholson para dejar claro que esta vez la tarea de «limpieza» de elementos de la insurgencia vendrá acompañada de la ocupación del territorio, algo imposible para los británicos por la falta de efectivos.

Desde que comenzara el trasvase de tropas de Irak a Afganistán y especialmente tras el relevo en la cúpula militar americana, ahora en manos del general Stanley McChrystal, con experiencia al frente de las fuerzas especiales en suelo árabe, en los círculos de la OTAN de Kabul era un secreto a voces que los marines serían la primera opción para intentar atajar la situación de inseguridad en el país. Así lo confesaban también distintos mandos estadounidenses consultados por este enviado especial el pasado mes de abril durante una semana de empotramiento con las fuerzas americanas en la frontera con Pakistán.

Ataque global

Estadounidenses y británicos forman un frente común desde el norte, que Pakistán tratará de reforzar desde el sur para de esta manera cortar la vía de salida a los insurgentes. El Ejército paquistaní, que mantiene una ofensiva abierta en los valles de Swat y en Waziristán del Sur, tendrá la difícil tarea de vigilar los 2.500 kilómetros de frontera entre los dos países, aunque se centrará especialmente en los pasos entre Helmand y Baluchistán, la salida natural de los insurgentes que intenten huir de los marines. Para ello contará con la ayuda de los aviones no tripulados americanos y realizará «un reajuste», según el portavoz del Ejército, Athar Abbas, en un momento muy delicado teniendo en cuenta las dificultades a las que se enfrenta para doblegar a los talibanes dentro de su propio territorio.

Estados Unidos, al igual que el resto de países de la OTAN, está reforzando su presencia en el país de forma acelerada para intentar colaborar en la seguridad durante los comicios presidenciales de agosto y ya cuenta con 57.000 efectivos. El objetivo del general Stanley McChrystal, es contar con 68.000 hombres para finales de 2009, con lo que se doblaría la presencia en tan solo doce meses.