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Zapatero sitúa de nuevo a un militar al mando de los espías
Sanz Roldán goza de la absoluta confianza del presidente del Gobierno desde su gestión de la retirada de Irak
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarDespués de ocho años bajo tutela civil, el Centro Nacional de Inteligencia volverá a ser dirigido por un militar. José Luis Rodríguez Zapatero ha escogido al general Félix Sanz Roldán, un hombre de su absoluta confianza, para que se haga cargo de los servicios de inteligencia. No ha esperado ni a que finalice la investigación interna solicitada por la ministra de Defensa sobre las controvertidas conductas de Alberto Saiz. El futuro jefe de del CNI tiene un gran predicamento dentro del Gobierno por su trayectoria y visión modernizadora, alejada de los planteamientos corporativistas.
Zapatero tenía decidido hace un año, cuando relevó a Sanz Roldán de la Jefatura del Estado Mayor de la Defensa al cumplirse su mandato, que el general iba a seguir a su lado. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega anticipó que aquel cese en modo alguno implicaba la jubilación pues el artillero, como gusta ser denominado, tendría «un puesto importante» en el futuro.
Así fue. En agosto fue nombrado alto representante para la Presidencia Española de la Unión Europea en materia de Defensa, cargo que llevó aparejado un despacho en La Moncloa, una distinción inusual porque más allá de los edecanes del presidente, la indumentaria castrense no abunda en la jefatura del Gobierno. Pero Sanz Roldán no podrá poner en práctica sus planes con los socios comunitarios en el primer semestre de 2010. Su destino será el edificio semicircular y nada discreto de los servicios de inteligencia en las afueras de Madrid.
Perfil
El perfil de Sanz Roldán encaja como un guante en el diseño que tiene el presidente del Gobierno de quien debe ser el responsable del CNI. Además de discreto, con él no son esperables las ruedas de prensa protagonizadas por su antecesor, posee un criterio modernizador que acreditó en sus cuatro años en la Jefatura del Estado Mayor, periodo en que se aprobó la Ley de Defensa Nacional y la Ley de la Carrera Militar, normas que dibujaron el futuro de las Fuerzas Armadas.
Huye asimismo del corporativismo tan usual en los colectivos, lo que se pudo constatar en el juicio por el accidente del Yak-42, en el que tuvo un tenso enfrentamiento con los mandos que gestionaron la catástrofe a propósito de la falsa de identificación de los cadáveres. Sanz Roldán sostuvo que el entonces ministro de Defensa Federico Trillo y sus subalternos directos sabían que algunas filiaciones eran erróneas y ocultaron este hecho a los familiares.
La modernización de los servicios de inteligencia es una de las tareas pendientes porque si bien Saiz acometió ese reto y lo hizo, sobre todo, en la división antiterrorista, es una tarea inconclusa por las fuertes resistencias internas que encontró el dimitido. Para vencer estos recelos, Sanz Roldán cuenta con su rango de teniente general, el respeto hacia su figura y su falta de corporativismo, ingredientes básicos para lidiar con una red de más de 3.000 espías, en su mayoría militares. Saiz tropezó en esa piedra por ser un civil sin ascendiente en los círculos castrenses.
Un elemento más que juega a favor del nuevo responsable del CNI es su buena relación con los estamentos militares y de seguridad de Estados Unidos y los países aliados. No en vano fue agregado en la embajada de España en Washington y trabajó en el Estado Mayor de la OTAN. Contactos que animaron al Gobierno a postular su candidatura en 2007 para presidir el Comité Militar de la Alianza Atlántica, y aunque fuera derrotado por un almirante italiano, permitió a Sanz Roldán estrechar lazos en ese mundo vital para el espionaje.
Retirada de Irak
Pero la confianza de Zapatero en el general nacido hace 64 años en Uclés, Cuenca, proviene, sobre todo, de su gestión al frente de las Fuerzas Armadas tras la retirada de Irak. La decisión, la primera del gobernante socialista, motivó reacciones hostiles en ciertos círculos militares que Sanz Roldán supo templar sin actos de indisciplina. El pulso del futuro director del CNI tampoco tembló en enero de 2006, cuando tuvo que sancionar y destituir al general José Mena, jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército, por defender una intervención militar ante el alcance, inconstitucional a su juicio, del Estatuto de Cataluña.
Con la designación del ex Jemad, Zapatero ha puesto fin a ocho años sin militares al mando de los servicios de inteligencia. El Gobierno de José María Aznar rompió en 2001 una tradición de más de 30 años con el nombramiento de Jorge Dezcallar para ese puesto. El Ejecutivo socialista siguió esa senda con Saiz.
El presidente del Gobierno comunicó el nombramiento al Rey, que mantiene una relación de amistad con Sanz Roldán, así como a Mariano Rajoy, quien se quejó de ser sólo informado, mas no consultado para pactar el nombre del director del espionaje, algo que sí hizo el PP cuando gobernó y consensuó la designación de Dezcallar.