Remonta el Cid
| BURGOS Actualizado: GuardarEl Cid en su mejor versión, de torero valiente, dominador y artista, triunfó a lo grande hoy en Burgos, cortando tres orejas, aunque mucho más allá de los trofeos hay que valorar en él la entrega, disposición y firmeza, la actitud y capacidad para arrasar de nuevo, como en su mejor momento.
Se ha venido arriba El Cid. Esa fue la noticia de la tarde. Un triunfo de tres orejas. A olvidar los traspiés de Sevilla y Madrid. Es verdad que un toro de El Ventorrilo en la Feria de Abril y otro de Núñez del Cuvillo en San Isidro, le hicieron mucho daño a este torero. Le costaba aceptar al torero su propio fracaso, mientras desde algunas tribunas le apuntaban y disparaban con dardos envenenados haciendo cábalas sobre un posible final de su carrera. Pues nada de eso hubo. Como se demostró ayer El Cid tiene cuerda para rato.
Muy suficiente en el que abrió plaza, a pesar de ir apagándose el toro en el transcurso de su lidia, supo aliviarle en su escasa condición, toreándole en línea para no agotar antes de tiempo el escaso carburante de la raza, hasta llegar a las cercanías donde siguió la buena compenetración entre el hombre y el animal. La faena tuvo encanto por la técnica y por la estética.
Y con el cuarto, el acabose. Toro más exigente y más agradecido a la vez. El Cid, que lució como en el anterior airoso capote, cuajó faena de principio a fin. Perfecta la mezcla de la entrega y el poderío, la firmeza y el ritmo, el gusto (mejor, regusto) y el duende.
El festejo tuvo otra realidad bien distinta: los otros cuatro toros y los otros dos toreros. A Castella no le embistió ninguno. Nada. Aunque cortó una oreja.
Y Perera, que a falta de toro en su primero, «embistió» él. Raza y sentido de la responsabilidad en el «parón» que fue la base de la faena.