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Francia e Italia se unen a España para convocar a sus embajadores

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España ha logrado arrastrar a Francia e Italia en su ofensiva contra el golpe de Estado de Honduras. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero invitó el martes a los socios comunitarios a que demostraran su total rechazo a la expulsión de Manuel Zelaya, pero muy pocos países europeos se han unido a la iniciativa. La mayoría se han limitado a comunicados de condena.

El Ejecutivo español recomendaba que los países que tuvieran representación diplomática en Tegucigalpa llamaran a consulta a sus embajadores. Esta medida, habitualmente paso previo a la ruptura de relaciones y clara señal de protesta por la violación del orden constitucional que se vive en el país centroamericano, fue adoptada ayer por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Su titular, Miguel Ángel Moratinos, señaló que el regreso a Madrid del titular de la legación, Ignacio Rupérez, puede «contribuir, en el marco de los esfuerzos internacionales en curso, al restablecimiento de la institucionalidad democrática». Añadió que este gesto «se hacía necesario y urgente para mostrar la firmeza de la UE».

Francia se sumó de inmediato y también optó por llamar a su embajador. El titular de su diplomacia, Bernard Kouchner, tras señalar que «el futuro de Honduras y la región es indisociable de la democracia», dijo que se recurrió a la «herramienta» en coordinación con el resto de los socios. Italia adoptó también la medida para completar el trío comunitario que encabeza las protestas contra el golpe.

Pero no parece que en la Unión Europea de los Veintisiete exista la coordinación a la que hacía referencia Kouchner, ya que ayer quedó claro que no existe una única postura. Según confirmó la presidencia sueca de turno, «el asunto se discute aún porque no hay unanimidad». Para hoy está prevista una nueva reunión en Bruselas sobre el tema.

De cualquier manera, además de España, Francia e Italia, sólo Alemania tiene embajada en Tegucigalpa. El resto de los socios defienden sus intereses desde legaciones en países vecinos. «Todavía es muy pronto para retirar a los embajadores. La situación cambia muy rápido», señalaron en Estocolmo.

Lo que sí se acordó ayer en Bruselas fue que los diplomáticos y el personal de las representaciones diplomáticas no deben tener contacto con el nuevo Gobierno golpista ni con el actual presidente, Roberto Micheletti, que se afana por buscar legitimidad a su Gabinete.