Un cadaver en la tortilla
Actualizado:Borjamari, ten cuidado en no darle con el salvavidas del pato al señor ese subsahariano, tan muertecito el pobre, mi arma, que ya te he dicho que no hagas castillos en la arena tan cerca de la orilla porque lo mismo viene una patera y te tumba las torres almenara, lo mismito que si fuera el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior.
Hay que ver lo que tarda el señor juez en venir a levantar los cadáveres. Y es que no hay derecho lo mal que están la justicia y los juzgados: ¿cómo pretenden que juguemos a las palas con esos fiambres invadiendo las playas? Lo mismo nos ponemos a jugar con la pelotita, nos hacen una foto y nos pregonan a los cuatro vientos, diciendo que los veraneantes no tenemos sensibilidad.
Pero, ¡usted me dirá! Todo el año ahorrando, con la crisis que nos invade, para venirnos una temporadita a la playa y, ¡hala!, cuando no toca levante, se nos viene encima el continente africano y se nos estropea la tortilla y el bronceador, con tantos malditos espaldas mojadas inundando la arena. Y, dígame usted, ¿qué podemos hacer para ayudar a estos muertos de hambre? Los tertulianos dirán que podríamos acercarles una manta o un café con leche. Vamos, ¡cómo no les lleve la toalla y un par de botellines de Mirinda, yo no sé de dónde voy a sacar ni la paduana ni el terno! Para eso le pagamos a los civiles o a los de la cruz roja, maldita sea.
¿Y a qué vienen los mamones esos, hombre de dios? ¿No se han enterado de que hay crisis, es que no ven Intereconomía en las desconexiones de nuestra televisión local, es que no saben en el lío que se están metiendo cuando pretenden llegar a la dictadura comunista de Zapatero?
Claro que como aquí sólo les pegamos flojito cuando les repatriamos y tan sólo les encerramos durante sesenta días, ahí están todos esos niños, vivos o muertos, todas esas mujeres, a veces encinta, todos esos hombres que aspiran a ser hombres de provecho, sin enterarse de nada, de lo mal visto que está en Europa eso del efecto llamada.
Lo suyo sería pedir hora en el chiringuito, Borjamari, porque seguro que hoy se llena hasta los topes de periodistas. Yo no se por qué les preocupa tanto que estos muertos de hambre terminen simplemente siendo muertos a secas. çLo que tendrían que preocuparse es de la herencia de Michael Jackson y del velatorio de Farah Fawcett Majors. Estos muertos de Conil, de Barbate, de Tarifa o de Granada, no tienen glamour, no salen en las revistas del corazón y se pueden pasar hasta un año en los congeladores del tanatorio de Los Barrios, sin que nadie les reclame, sin que nadie pague el medio kilo de euros que cuesta repatriar sus féretros a Marruecos. En el Estrecho, hijo mío, cuesta tanto la vida como la muerte: es lo mismo, chispa más o menos, de lo que cuesta un pasaje low-cost en el puente marítimo de las lanchas fueraborda.
Pero, sobre todo, no dejes que te den una ahogadilla. Lo mismo te confunden con cualquiera de esos que nacieron a once millas al sur de tu playstation y, más temprano que tarde, terminan dándose cuenta de que cuando acaba la partida sólo les aguarda la muerte y nunca les espera la recompensa de un game over. Hoy, los de Derechos Humanos, les dirán adiós en Conil y lo mismo -hay que joderse-, con tanto jaleo, tampoco podemos alquilar los hidropedales.