Dos de los tres accesos a la localidad carecen de señalización y alumbrado

La ciudad tiene tres accesos por carretera, por los que desde hoy recibirá miles de vehículos, entre ellos, los de numerosos turistas que se desplazan hasta La Barrosa y Novo Sancti Petri en coche para pasar sus vacaciones. Sin embargo, llegar hasta los hoteles que se ubican en el litoral, o simplemente moverse con cierta soltura por el interior del municipio requiere en no pocas ocasiones el uso del GPS. La señalización brilla por su ausencia en dos de los tres accesos por carretera al término municipal. Los principales problemas se concentran en la llegada desde Medina o desde Cádiz a través desde la autovía A-48, y en la desembocadura en la Carretera de Medina, donde pese a la reciente construcción de una rotonda en el cruce de El Palmar, la señalización vertical, los arcenes o la iluminación son más que deficientes y, en la mayor parte de los tramos, inexistentes.

El otro acceso a Chiclana desde Conil, el nudo de Polanco, Las Lagunas y Pelagatos está aún peor. Los hosteleros y empresarios de la zona se quejan de «la mala imagen» que tienen las entradas a la ciudad, así como del mal estado del asfalto, bacheado y lleno de socavones, y de la nula presencia de indicaciones hacia la costa y los núcleos turísticos.

La situación se repite, según estos colectivos, en algunos nudos de tráfico interior que han sufrido obras en los últimos meses. Es el caso de la nueva rotonda provisional, de más de 50 metros de diámetro, en la que desemboca el Puente de la Concordia, un paso elevado de apenas 700 metros que conecta La Banda y El Lugar, y por el que a diario transitan miles de vehículos. Echan en falta «más indicaciones hacia las playas».

Para colmo, durante los próximos meses, la que hasta ahora ha sido entrada principal desde San Fernando, la avenida del Mueble, estará cortada por obras para dotación de alumbrado. Este acceso es el único que tiene arcén y calzadas convenientemente señalizadas. En los otros dos se contabilizan hasta cinco rotondas provisionales y, eso sí, sendos avisos de que hay radares en el casco urbano.