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Una fan del cantante deposita flores en la verja del rancho Neverland. / REUTERS
Sociedad

Lavados de estómago y de cerebro

Varios empleados de Michael Jackson narran estrambóticos detalles de su decadencia y muerte

MERCEDES GALLEGO
| ENVIADA ESPECIAL. LOS ÁNGELESActualizado:

Con el cerebro de Michael Jackson en formol y su cuerpo aún sin capilla ardiente, quienes le rodearon en sus últimos años han empezado a narrar la decadencia final con toda clase de estrambóticos detalles. Los más jugosos que alimentarán el morbo vienen de Londres. De Los Ángeles, sólo una investigación inconclusa en la que aparentemente nada ha aportado la larga declaración del médico personal, Conrad Murray, interrogado como testigo.

Tampoco hay fecha para los funerales ni resultados públicos de la segunda autopsia encargada por la familia, que al ser privada se espera más rápida que las seis semanas de la oficial. Por el contrario, la niñera ruandesa que trabajó con Jackson durante 17 años hasta diciembre pasado, cuidó a sus tres hijos y acabó convirtiéndose en una influyente secretaria personal, ha contado al diario Times que el cantante mezclaba tantos medicamentos que a menudo tuvo que hacerle lavados de estómago.

«Hubo un periodo en que estaba tan mal que no dejé ni que los niños lo vieran. Siempre comía poco y mezclaba demasiado», aseguró Grace Rwaramba, de 42 años. Además del famoso Demerol, un narcótico similar a la morfina que presuntamente le inyectó Murray 50 minutos antes de que se le detuviera el corazón, el periodista y biógrafo Halperin habla del Oxy Contin, que da un subidón instantáneo. Antidepresivos y antisicóticos estaban también en su cóctel desde hace décadas. Rwaramba clama que la razón por la que el cantante la despidió varias veces fue porque llamó a su madre y a su hermana para pedirles que lo convencieran de que tenía que abandonar esas adicciones.

La mujer que lo puso en contacto con los miembros de la Nación del Islam ha regresado a EEUU para prestar declaración ante las autoridades. Ella misma acusa ahora a la organización de supremacistas negros que fundase Louis Farrakham de haber estafado a Jackson en los últimos años.

«Ni idea sobre dinero»

Con fama de violenta, la Nación del Islam apareció junto al Rey del Pop en 2005 durante el juicio en que se le acusó de abusar sexualmente de un niño que padecía cáncer. Desde entonces se convirtieron en sus guardaespaldas y el propio yerno de Farrakham, Leonard Muhammad, se encargó personalmente de dirigir sus finanzas, según ha contado Halperin.

«Michael no tenía ni idea sobre dinero», dice la niñera. «Aceptó una propuesta para hacer una aparición en Japón por un millón de dólares. Después de que todo el mundo tomó su parte se quedó con 200.000 dólares». A finales del año pasado apareció también otra figura siniestra, un tal Tohme Tohme, que a veces se presentaba como médico y otras como portavoz. Según Halperin, es un empresario libanés que tiene nexos con la secta islamista de Chicago y carece de licencia médica. Ambas fuentes coinciden que ese entorno le presionó para firmar los 50 conciertos en Londres para los que se preparó hasta la extenuación, pero motivado por las perspectivas de bancarrota y el deseo de restituir su éxito.

Halperin sostiene que Jackson estaba tan maltrecho que ni siquiera podía cantar debido a problemas respiratorios. A su alrededor todos confiaban en que fuera capaz de reproducir su baile moonwalker sobre el escenario del 02 Arena, cuya tecnología para sincronizar música con el movimiento de los labios está entre las mejores del mundo. «No está funcionando», habría reconocido el cantante entre lágrimas en los ensayos. «Mejor estaría muerto. No me queda nada, estoy acabado». La fama que añoraba la recobró con el beso de la muerte.