Merino es apreciado por sus compañeros. / EFE
ESPAÑA

La política en el ADN

El diputado segoviano fue un todopoderoso vicepresidente de Castilla y León

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Jesús Merino es un diputado veterano que se coló entre los jóvenes cachorros que se encaramaron a la dirección del grupo parlamentario en esta legislatura, para escándalo de los que peinan canas en el PP.

Por su discreción, nadie diría que tiene más de tres décadas de ejercicio político a sus espaldas, que la transición le pilló en el Senado como jefe de la secretaría del presidente Antonio Fontán, que ejerció como fontanero de Rafael Calvo Ortega en el Ministerio de Trabajo y que, en la década de los 90, lo fue todo en el Gobierno de Castilla y León. Está en el punto de mira del caso Gürtel porque figura en la contabilidad del entramado corrupto, pero dice que no tiene ni idea de qué pueden acusarle porque nunca se llevó bien con Francisco Correa.

Es muy apreciado entre sus compañeros porque es un diputado afable, que lleva la política en las venas y el PP en el ADN. Parlamentario perro viejo y de trato amable, es la cuota castellano-leonesa, el hombre de Juan Vicente Herrera en Madrid, en el Parlamento y en el partido. Aunque hace una década que dejó la Junta de Castilla y León, todavía pivota sobre él una cierta influencia política más allá de su circunscripción segoviana, en todo el territorio autonómico, donde dejó amigos, pero también muchos detractores.

«El que tuvo, retuvo», dice un paisano suyo que también cuenta trienios en política y sabe que a Merino todavía se le recuerda en su tierra. Rememora cuando Juan José Lucas se lo llevó a la Junta como consejero de Fomento en 1990 y que, a partir de ese momento, medró en poder e influencia. Combinó el poder ejecutivo con el control absoluto del aparato como secretario regional del PP y, en su segunda legislatura autonómica, añadió a la consejería del territorio el peso de la vicepresidencia del Gobierno. Dicen que no se movía una brizna en el mundo económico y financiero de Castilla y León sin contar con Merino, pero se le acabó la racha cuando rompió con el presidente autonómico.

En 1999 dejó la Junta, fue senador durante nueve meses y se convirtió en diputado en las elecciones de 2000. Compatibilizaba la vida parlamentaria con actividades privadas como consejero de una empresa chilena. Casado en segundas nupcias con una abogada, se trasladó a Madrid y constituyó la sociedad Serrano 50 Global Consulting para desarrollar actividades de consultoría y asesoramiento empresarial.

En el congreso de 2002, Javier Arenas lo situó en el aparato de Génova como secretario de Política Autonómica y allí coincidió con su amigo Jesús Sepúlveda y otros afectados por la trama Gürtel que también ocupaban cargos de segundo nivel en el partido, como Luis Bárcenas, Francisco Camps o Gerardo Galeote.