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Dos aforados y un destino
Luis Bárcenas se niega a dejar el cargo y sólo le apoya su predecesor en el puesto Merino declara que hará «lo que el partido disponga y estime oportuno»
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarEl PP está a la espera del primer movimiento del Tribunal Supremo para solicitar el suplicatorio de sus aforados en el caso Gürtel. Ése es el margen de maniobra que tiene Mariano Rajoy para pedir al tesorero y senador Luis Bárcenas y al diputado Jesús Merino que dejen sus cargos. Los populares han llegado al límite de su paciencia y les falta poco para pedir a gritos la destitución del responsable de las cuentas del partido, porque saben que cuando eso ocurra el diputado también dejará la dirección del grupo parlamentario y la presión política les dará un respiro.
Caerán los dos por el precio de una sola decisión. Ambos comparten el mismo destino político, aunque sus respectivas implicaciones judiciales sean muy distintas. También las actitudes de Bárcenas y Merino ante su partido son diametralmente opuestas. El senador por Cantabria se aferra al puesto que ocupa desde hace apenas un año, mientras el diputado segoviano ya ha dicho a sus superiores que cuentan con su disciplinada obediencia.
«Yo estoy a lo que me pida el partido», explica Merino. «Ni el PP ni Rajoy tienen por qué sufrir el más mínimo desgaste», declara el parlamentario, que añade que está «dispuesto a que el partido disponga» de sus responsabilidades en el grupo «cuando lo considere oportuno».
Jesús Merino es coordinador de comisiones del Grupo Popular del Congreso y lo primero que hizo cuando conoció la decisión del Supremo de asumir el 'caso Gürtel' fue reunirse con el presidente de su partido para poner el cargo a su disposición. Pero la resistencia de Bárcenas le impide hacer efectiva su dimisión.
Agonía
Por el momento, Merino está a la espera de la cita del alto tribunal para ejercer el trámite de audiencia, en el que confía poder demostrar que las acusaciones que pesan sobre él son falsas o erróneas. Hombre de partido y político de larga trayectoria, el diputado sabe que cuanto antes salga del foco de la actualidad pública, mejor para su defensa procesal.
La situación del tesorero es mucho más comprometida, tanto judicial como políticamente. Luis Bárcenas debe afrontar acusaciones de cohecho y delito fiscal y, además, la relevancia del cargo que ocupa compromete gravemente al partido para el que ha trabajado en las últimas décadas.
Desde todos los ámbitos de la organización le han recomendado que renuncie a la tesorería, pero él se resiste. A medida que avanzaban las actuaciones judiciales ha ido perdiendo a chorros apoyos dentro del partido. A día de hoy, no tiene a nadie de su parte y todos creen que Rajoy no se atreve a destituirle a la espera de contar con un documento inculpatorio que le permita justificar la pasividad que ha mantenido hasta ahora.
Sólo su predecesor, Álvaro Lapuerta, ha puesto la mano en el fuego por Bárcenas, tanto en público como en privado. El resto de dirigentes que defienden su continuidad lo hacen para respaldar a Rajoy, pero están deseando que el tesorero dimita como todos los demás imputados. Así lo reconoció Esteban González Pons esta semana.
Silencios
El actual tesorero trabajó en la contabilidad del partido al servicio de Manuel Fraga, José María Aznar, Francisco Álvarez-Cascos, Javier Arenas y Ángel Acebes, pero todos guardan silencio. Salvo Álvarez-Cascos, ninguno ha salido ahora en su defensa, al menos con luz y taquígrafos.
Dicen en el partido que está «muy dolido» porque le han dejado solo, e incluso se ha encarado con algún dirigente destacado porque no le respalda en público. La mayoría de los miembros de la actual dirección apenas ha tenido trato con él y muchos dicen que no le conocen de nada y se desentienden de sus actividades privadas.
Sus antiguos 'amigos' en la organización no se explican el empecinamiento con el que se aferra al cargo. «Su resistencia va claramente en su perjuicio», alega un miembro del comité de dirección del PP, que añade que «el día que abandone la tesorería dejarán de darle la lata los medios de comunicación y eso le ayudará mucho en su defensa procesal».
En principio, el partido descarta reclamar el escaño a sus aforados y se plantea tan sólo imponer sanciones de carácter político, como la suspensión temporal de militancia y el cese en los puestos de responsabilidad.
El equipo jurídico que les asesora les recomienda conservar el aforamiento para mantener la causa en el Tribunal Supremo. Los expertos del PP consideran que este tribunal ha acotado las actuaciones de forma beneficiosa para los afectados porque «muchas de las acusaciones que se hicieron han quedado en nada», según explican las fuentes citadas.
El paseíllo
Ahora, los aforados confían en que el instructor de la causa, el magistrado Francisco Monterde, mueva ficha, les invite a presentar sus alegaciones y ejercitar el derecho de audiencia. Puede hacerlo para que se defiendan por escrito o personalmente, lo que llevaría a Bárcenas y a Merino a soportar el paseíllo de su entrada en el Tribunal Supremo bajo los focos.
En el PP esperan y desean que los parlamentarios sean invitados a defenderse la próxima semana para que presenten sus alegaciones, contrapruebas y todo tipo de documentos en su defensa. A continuación, si el tribunal decide seguir adelante, tendrá que pedir al Congreso y el Senado autorización para imputar a los parlamentarios.
En ningún caso el suplicatorio será concedido antes del próximo otoño, aunque puede ser presentado en cualquier momento. En la sede de la calle Génova hacen votos por que llegue pronto el final y el instructor se vaya de vacaciones con los deberes hechos.