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Estudiantes acuden a la oración del viernes en el campus universitario de Teherán. / AP
MUNDO

Obama endurece su discurso contra Ahmadineyad

Asegura que el diálogo con Irán se «verá afectado» por la represión

J. M. MALLO
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Directo y contundente. Sin concesiones. Barack Obama ha encogido la estratégica mano que tendió a Irán nada más llegar a la Casa Blanca. La «brutal» represión de las manifestaciones que han inundado Teherán para denunciar irregularidades en los comicios que permitieron a Mahmud Ahmadineyad reeditar la presidencia del país han provocado que el líder demócrata lanzase ayer una dura advertencia al régimen persa. Sí, se mantendrán las conversaciones entre ambas partes. En cambio, lo que se encaminaba hacia una especie de idilio ha saltado por los aires. «El diálogo directo se verá afectado por los acontecimientos de esta semana», anunció el presidente de Estados Unidos.

Escoltado por la canciller alemana Angela Merkel, uno de los líderes mundiales que con más vehemencia ha criticado el resultado de las elecciones -«Irán debe recontar los votos», clamó-, Obama ofreció su discurso más contundente contra la acción del régimen y las fuerzas milicianas del Basij. Hace cuatro días ya se había confesado como «escandalizado» -lo repitió en su comparecencia-, pero ayer elevó el tono. «Es inaceptable que un Gobierno maltrate a sus ciudadanos ante unas protestas y que no pueda soportar manifestaciones pacíficas», censuró el dirigente demócrata un día después de que Ahmadineyad le acusase de «interferir» en la crisis postelectoral e incluso le comparase con George W. Bush.

Esta referencia, de hecho, le sirvió al afroamericano para asegurar que no toma «muy en serio» al presidente iraní «en materia de política exterior». «Pedimos al Gobierno -enfatizó- que respete las normas internacionales». Merkel secundó las palabras de Obama y recalcó que los persas «deben detener su programa nuclear».

Evitar tensiones

Éste, precisamente, era uno de los principales objetivos de la Casa Blanca al acercarse a Irán: que renunciase a su arsenal atómico para evitar tensiones en la comunidad internacional y, en concreto, en esa importante área del mapa. Pero todo parece que ha saltado por los aires después de los comicios y la salvaje acción contra los manifestantes, que ha dejado al menos 20 muertos y 140 heridos.

Eran personas que protestaban para denunciar unos comicios, en su opinión, «fraudulentos». Sin embargo, el Consejo de Guardianes, el órgano que debe validar el resultado, anunció ayer que no había detectado anomalías. «Han sido los comicios más limpios de la historia de la Revolución. Las investigaciones realizadas durante los últimos diez días revelan que sólo hubo irregularidades menores, pero nada realmente grave que afecte a la presidencia», reveló el portavoz de esta entidad, Abbas Alí Kadjodaei. De todos modos, el Consejo de Guardianes recontará un porcentaje de los sufragios.

Mientras tanto, los dirigentes religiosos persas mantienen sus disputas internas. Por una parte, contra los manifestantes; solicitando que se «ejecute» a los líderes de los «albotadores». Por otro lado, pidiendo «la reconciliación nacional y la cooperación entre facciones».