Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
EL JEME

Bolonia

RODRIGO SÁNCHEZ GER
Actualizado:

Bolonia ya está aquí, tan cierto como que el próximo curso comenzamos con los famosos grados. ¿Estamos preparados? No, pero para los españoles eso jamás ha sido un problema, porque nunca hemos tenido la tarea hecha a tiempo de cualquier efemérides o evento importante. Por eso está bien que empiecen ya, pues posponerlo otro curso hubiera dado lo mismo: habríamos estado tan preparados o no como lo estamos hoy.

¿Va a significar esto que la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior será un fracaso? Rotundamente no. Puede que económicamente sea una incógnita o que la normativa precisa para ponerlo en marcha haya llegado tarde y con prisas, pero frente a esa realidad hay otra más contundente aun: buena parte de las titulaciones que se implanten el próximo curso, llevan varios años con experiencias piloto al estilo Boloñés. Al día de hoy todo el que ha querido, ha tenido la oportunidad de adaptarse a lo que viene y son muchos los que lo han hecho, como también es mucho el know how acumulado. Metamorfosis como la que está suponiendo Bolonia, nos demuestran que la universidad no está tan anquilosada como se piensa. Lo que se ha trabajado y avanzado en innovación docente y que, en buena medida, hoy está incorporado a la actividad docente, hubiera sido impensable sin el acicate de Bolonia.

Junto a ello se han producido incomprensibles errores de concepto, el más grave de todos, a mi juicio, igualar la duración de todos los grados, equivalentes a las actuales titulaciones, en cuatro años, decisión que va a perjudicar tanto a aquellas carreras que necesitan cinco, y hay bastantes, como a aquellas otras en las que uno de sus atractivos era su menor duración, caso de las actuales diplomaturas de tres años, reconvertidas ahora a cuatro. En este tema se confía demasiado en la eventual especialización que el postgrado, generalmente vía masteres, pueda proporcionar al alumno. Aquí, como siempre, habrá universidades que ofrezcan a sus estudiantes un completo abanico de especializaciones para cada uno de sus grados y otras con menos medios y alumnos, o sea la mayoría, cuyos estudiantes podrán considerarse afortunados si la oferta permite elegir entre dos máster diferentes por cada titulación ofertada. Si el postgrado no funciona, un buen número de titulaciones se van a resentir. Pero la gran novedad que aporta el modelo Bolonia, va a ser la forma en la que el alumno y el profesor van a trabajar. El primero seguramente trabajará más pero lo va a hacer con más sentido, es decir: a lo largo de todo el curso y no sólo en vísperas de los exámenes finales, y utilizando todas sus capacidades y no principalmente la memoria. Pero sobretodo seremos los docentes quienes mas cambiaremos nuestros hábitos. En el ámbito de las ciencias sociales, que es el que conozco, hemos aprendido algo esencial: a hacer trabajar, con sentido, al alumno y a convencernos de que estará mas preparado el que apruebe una asignatura de los nuevos grados, que el que lo hiciera fiando todo su esfuerzo en superar un temario en un examen final. Ha costado, pero una buena mayoría, tras haberlo probado, no lo dudamos.