Ahmadineyad ve a Bush en Obama
El presidente advierte a Occidente de que «Irán se ha preparado para cualquier eventualidad»
Actualizado: GuardarEn política y, sobre todo, en religión, el tono ha contado más que los muertos a lo largo de la historia. Y en la Irán de los ayatolás política y religión forman entente. Al proclamado, aunque quizá no elegido, presidente persa, no le ha gustado el tono con que Barack Obama se ha referido al proceso electoral que llevará al ultraortodoxo mandatario a repetir mandato. No han sido las críticas sobre los incontados caídos en las calles en reivindicación de unas urnas limpias. El tono ha sido el detonante de que ayer naciera un nuevo tiempo en la relación entre Irán y Occidente.
«Si ése es el tono que pretende emplear, entonces no hay nada de que hablar. Espero que deje de interferir y que se disculpe de una forma clara que la entienda el pueblo iraní». El mensaje de un envalentonado Ahmadineyad a su homólogo de la Casa Blanca vuelve a utilizar la táctica del enemigo recurrente. Cuando hay algo que ocultar -mucho en este caso-, mejor atacar. Díselo antes de que te lo digan, en castellano castizo.
«Los occidentales pensaban que podían destruir la autoridad de nuestro pueblo con propaganda falsa. Deben saber que a partir de ahora Irán hablará desde otra posición. Tratará a los enemigos desde una nueva perspectiva. Han acabado los tiempos en que los países arrogantes sometían a otros países del mundo. Occidente debe abrir los ojos, ya que Irán se ha preparado para cualquier eventualidad», dijo.
«Obama ha cometido un error», cree Ahmadineyad. El presidente persa lo ve caminar «por la misma senda que Bush». Pero quizás el fallo del afroamericano fue pensar que en Irán podría encontrar un interlocutor que pudiera, cuanto menos, difuminar décadas de enemistad. Se fue Bush, queda Ahmanideyad. Parecido ADN.
Quedan, por olvidadas y enterradas, otras palabras del líder persa. Aquéllas que el 10 de febrero, en el marco de las celebraciones del aniversario de la Revolución Islámica, aseguraban que su país estaba «listo para sostener un diálogo con Estados Unidos en una atmófera justa y de respeto mutuo».
La petición de Obama de que se permitieran las protestas de los seguidores de Musaví y sus críticas a la cruenta represión del régimen y las milicias de los Basij han puesto fin al intento del demócrata de acercarse a Teherán. Washington invitó a los diplomáticos iraníes a las celebraciones del 4 de julio, fiesta nacional norteamericana. Los ayatolás acusan a Occidente, y especialmente a Estados Unidos, de espolear los disturbios y propiciar una revolución de terciopelo.
Pero si las calles no lo habían dejado claro, desde la última cita con las urnas algo ha cambiado en Irán. El cisma está servido. El miércoles por la noche, durante la celebración del triunfo de Ahmanideyad, 105 de los 290 parlamentarios invitados al acto excusaron su presencia. Uno de los grandes ausente fue Ali Larijani, que comparte filas con el presidente en la línea dura, pero que se ha mostrado muy crítico con algunos aspectos de la forma en que el Gobierno ha lidiado con las protestas.
Opciones agotadas
Pese a ello, el tiempo y las opciones se le agotan a la oposición. El Consejo de los Guardianes de la Revolución ha dado por buenos los resultados que validan el triunfo de Ahmanideyad. Cualquier cambio de opinión es imposible y las protestas más crudas desde la Revolución Islámica de 1979 mueren ahogadas por los cientos de policías y milicianos que inundan Teherán desde el pasado sábado.
El líder de la oposición, Mir Husein Musaví, lanzó ayer un nuevo mensaje desde su portal de Internet para que se anulen los resultados de las presidenciales. En sus primeras declaraciones en cuatro días, después de fuertes presiones que le obligaron a mantener silencio, también hizo un llamamiento a sus seguidores para que sigan manifestándose, aunque «siempre en el marco de la ley, respetando los principios de la revolución», al tiempo que les exhortó para que eviten cualquier confrontación.
«Ni las amenazas ni los intereses personales podrán impedir que el pueblo iraní consiga sus derechos. Estoy seguro de que al final se conocerá quiénes han robado las elecciones y quiénes han instigado los cruentos disturbios», añadió en su comunicado digital. Ayer se supo que setenta profesores fueron detenidos tras reunirse con Musaví, al igual que el personal de su periódico Kalameh-ye Sabz.
La oposición busca vías alternativas para proseguir con su lucha. Hoy tiene previsto lanzar cientos de globos verdes en honor a Neda, la joven muerta durante una manifestación y cuya imagen ha dado la vuelta al mundo.