España pierde impulso frente a Europa y retrocede a posiciones de 2006

La marcha atrás llegó junto a la recesión, y España retrocedió dos años en su convergencia con la Unión Europea en 2008. Según los datos que acaba de publicar la oficina estadística comunitaria (Eurostat), antes de que arreciara la crisis, su Producto Interior Bruto (PIB) por habitante era un 3,9% superior a la media de los 27 socios, cuando en el ejercicio precedente la ventaja llegó a ser del 5,4%, y en 2006 se situó un 4% por encima. Se rompe así una tendencia al alza desde la anterior recesión y que se había intensificado en la última década.

El pasado año, España ocupó el duodécimo puesto en la relación de países europeos ordenados en función de su PIB por habitante. Con cifras actualizadas, es el cuarto año que deja atrás a Italia, en otro tiempo su principal competidor. En 2008 el país alpino se limitó a alcanzar el nivel medio raso de los socios europeos. En el área de la moneda única, España asciende al noveno lugar, por delante de Italia, Grecia, Chipre, Eslovenia y Portugal.

Poder de compra

Para que la comparación sea más homogénea, Eurostat realiza su medición en función del poder de compra, para atenuar el impacto de la distinta evolución de los precios. El poder de compra es la unidad monetaria artificial que permite adquirir un mismo volumen de bienes y servicios en todos los países. Desde que existe la Unión Monetaria y el Banco Central Europeo ejerce una vigilancia estrecha, las diferencias de inflación entre los miembros del club de la divisa común se han reducido considerablemente. No obstante, esas distancias son enormes entre los países más desarrollados y los de reciente incorporación a la Unión Europea.

Las cifras ahora publicadas por Eurostat constituyen un avance. La revisión de estas estimaciones se llevará a cabo en diciembre de este año. Para entonces, las autoridades nacionales habrán dado a conocer adelantos de la contabilidad de los respectivos países, y se podrá conocer los estragos de la recesión económica que asola el continente.

Por delante de España se situaron en 2008 once países, liderados por un inalcanzable Luxemburgo. Su PIB por habitante, estimado en poder de compra, es dos veces y media el promedio del conjunto. Eurostat explica que el elevado nivel del Gran Ducado se debe, en parte, al elevado porcentaje de trabajadores 'fronterizos' que realizan su aportación al empleo total. Aunque contribuyen al PIB del país, no se consideran parte de la población residente, la que sirve de base para el cálculo de la producción por habitante. El reducido tamaño del Estado contribuye a la distorsión.

Pese a la crisis, aún mantienen una sensible ventaja Irlanda, que supera la media en un 40%, Holanda con un 35% más, Austria con el 23%, Dinamarca con el 19%, el Reino Unido con el 17%, Finlandia y Alemania con el 16%, Bélgica con el 15% y Francia con el 7%.

España conquistó la convergencia con la media de los países europeos en el año 2002. Algo ayudó a esa pujanza la ampliación comunitaria, que rebajó el nivel, puesto que los nuevos socios de Europa Central y Oriental estaban sensiblemente menos desarrollados. Todavía hoy, los más avanzados de los Veintisiete están por debajo del promedio; Eslovenia con el 90%, la República Checa con el 80% y Eslovaquia con el 72%. Países del tamaño de Hungría y Polonia tienen que conformarse con un PIB por habitante, estimado en poder de compra, que se limita al 63% y el 57% del promedio de la zona, respectivamente.

Los nuevos datos aportados por Eurostat confirman las distancias. En los extremos, el contraste sigue siendo significativo entre el 40% de Bulgaria y el 253% de Luxemburgo de la media de la UE de 27 miembros. En 2008, sólo Holanda, Reino Unido y Alemania aumentaron ligeramente su PIB por habitante con respecto a 2007, cuando su PIB ascendió a 131%, 116% y 113%. El indicador permaneció estable en Finlandia. Los países que cierran el índice son Bulgaria (el PIB por habitante equivale al 40% de la media de la UE), Rumanía (46%), Letonia (56%) y Lituania (61%).