Los pescadores esperan que la Administración les ayude para paliar la pérdida de ingresos./ J. M. A.
Ciudadanos

«Esta temporada de pesca ha sido muy frustrante»

La Organización de Productores de Almadraba pide cambios en el sistema de cupos para que su actividad sea rentable

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«Cuando sabes que hay pescado para coger y no puedes pescarlo sientes impotencia», asegura Juan Luis Picazo, administrador de la almadraba Punta Atalaya de Conil. Este término es el que mejor define la situación por la que están pasando más de 400 familias gaditanas que viven de forma directa de la pesca del atún rojo en la provincia.

La situación es desesperada, y algunos de ellos, como hicieron ayer los pescadores de la almadraba de España de Tarifa, incluso han optado por radicalizar su postura llamando la atención del problema de falta de rentabilidad e ingresos que padecen.

Pero por regla general, el sector vuelve este año, una vez más, a resignarse a su suerte. Desde la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba (OPP), que es la entidad que los aglutina y defiende sus intereses ante las administraciones superiores, la situación se califica de «dramática» para muchas familias.

Marta Crespo, su gerente, insiste en la necesidad de que se produzca «un cambio en las políticas de reparto de cuotas de capturas», y matiza que las almadrabas «como arte tradicional y pasivo de pesca, debe ser respetado y tener ciertos privilegios».

Desmontaje de aparejos

Uno de ellos sería que las cupos asignados (que esta temporada han sido de apenas 1.088 toneladas para las cuatro explotaciones marinas de Cádiz), pudieran «repartirse entre los años buenos y los que no lo son tanto».

Dicho de otra forma, se trataría de que «cuando hay pesca pudiésemos pescar, porque la mayoría de los años no llegamos al tope permitido, como pasó en 2008». Así lo cree el responsable de la almadraba de Barbate, Diego Crespo, que aseguró ayer a este medio que las almadrabas gaditanas están procediendo estos días a desmontar de sus caladeros el complejo entramado de redes y copos que calan cada temporada.

«En Zahara apenas quedan unos cuantos atunes pero el año está prácticamente cerrado, Conil ya ha recogido y Barbate también», explicó. Este precipitado final de la campaña ha indignado a muchos pescadores. «Si de ellos dependiera pescarían todo lo que entra en las redes», explica Castro.

Pero empresarios y productores se mantienen firme en una idea básica. «Nosotros somos los primeros interesados en conservar y regenerar la especie, no exquilmaremos los atunes que nos llegan y no haremos nada ilegal; pero lo que podemos consentir es ser siempre los que perdamos», avisan.