China arresta a un ideólogo de Tiananmen y endurece la censura
| SHANGHAI Actualizado: GuardarPasado el efecto de los Juegos Olímpicos y ante los espectaculares fastos diseñados para el sesenta aniversario de la creación de la República Popular China, el país de Mao se viste el traje censor más ceñido y vuelve a la carga contra cualquiera que disienta con la política oficial.
Liu Xiaobo, uno de los impulsores de las revueltas estudiantiles que desembocaron en la masacre de Tiananmen hace dos décadas, ya había sido detenido en varias ocasiones, y ayer volvió a sumarse a la larga lista de activistas que acaban entre rejas. Según la agencia oficial de noticias Xinhua, a Liu, de 53 años, se le imputan «actividades de agitación dirigidas a la subversión contra el Gobierno». Es la acusación estándar que podría traducirse como «persona incómoda para el régimen».
Claro que la Fiscalía ha dado más datos al respecto que confirman el carácter autoritario de Pekín y no la culpabilidad del acusado: «Liu ha estado envuelto en actividades de agitación, tales como rumores y difamaciones dirigidas a la subversión contra el Estado y derrocamiento del sistema socialista». Además, Xinhua asegura que el activista pro derechos humanos y profesor de Filosofía de la Universidad de Pekín «ha confesado los cargos». Por lo visto, los tres años de reeducación a los que fue sometido, entre 1993 y 1996, no tuvieron el resultado deseado.
Custodia policial
Culmina así la investigación a la que ha sido sometido Liu durante los seis meses que, aunque no se le imputaba ningún cargo, ha estado bajo custodia policial. Su abogado, Mo Shaoping, en declaraciones a Efe, considera este hecho una irregularidad: «La Policía china no cumplió la ley, limitando su libertad de movimientos. Ahora sí se le ha detenido oficialmente, con aprobación de la Fiscalía». Mo también defendió, con poco éxito, a otro disidente, Hu Jia, que fue condenado el año pasado por razones similares. Por si fuera poco, el Ejecutivo chino ha dado un paso más en su cruzada particular contra los contenidos políticamente sensibles en Internet.
Ante la posibilidad de que la gran muralla cibernética filtre toda la información indeseable, Pekín ha ordenado que, a partir del próximo 1 de julio, todos los ordenadores que se vendan en China incorporen el software Green Dam. Se trata de un filtro que, teóricamente, impide el acceso a páginas de contenido pornográfico o violento, y que diferentes análisis realizados por universidades estadounidenses aseguran que, de paso, también evita que se cuele información crítica con el Partido Comunista o en la que se ponga de relieve cualquier problemática social conflictiva.