
El Gobierno renuncia a subir los impuestos a los más ricos a cambio del apoyo de CiU
El PSOE rompe un acuerdo con la izquierda para evitar riesgos mañana a su propuesta de techo de gasto presupuestario para 2010
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarEl Gobierno se aseguró ayer que CiU no impedirá la aprobación del límite de gasto de los próximos Presupuestos del Estado, el paso previo a la tramitación de las cuentas públicas de 2010 y cuya aprobación es la clave de bóveda para su estabilidad parlamentaria. Los nacionalistas catalanes no dieron gratis su anuencia, sino que la condicionaron a la ruptura de un acuerdo previo y público de los socialistas con Iniciativa per Catalunya que ponía las bases de una reforma fiscal que, entre otros aspectos, gravaría las rentas más altas.
Fue una jornada vodevilesca en el Congreso. Lo que era un acuerdo a mediodía dejó de serlo a media tarde y el grupo socialista tuvo que entonar el donde dije digo, digo Diego. El resultado, al final, fue que el Gobierno podrá resoplar tranquilo mañana porque se ha asegurado la abstención de CiU en la votación del techo de gasto para los próximos presupuestos, que asciende a 182.349 millones de euros. También se abstendrán los dos diputados del Bloque Nacionalista Galego y los de Coalición Canaria. El Gobierno, sin embargo, sigue postrado en la soledad. Sólo contará con los votos a favor de los 169 diputados socialistas, aunque serán suficientes para derrotar a los rechazos que puedan reunir PP, PNV, Esquerra Republicana e IU-Iniciativa per Catalunya, que en conjunto suman 164.
Tendrá por tanto el camino libre para abrir la negociación presupuestaria. Ni siquiera será necesario que el Congreso levante un eventual veto del Senado porque la correlación de fuerzas de la Cámara Baja se repetirá la próxima semana en la alta y será también suficiente para aprobar el techo presupuestario.
Para llegar a esta situación se vivió un día rocambolesco. El portavoz de Iniciativa per Catalunya, Joan Herrera, sorprendió a propios y extraños al anunciar el apoyo socialista a una moción de su grupo que pedía al Gobierno un incremento de la presión fiscal. El grupo gubernamental había pactado con Herrera una enmienda por la que aceptaban subir los tipos impositivos para las rentas más altas, aplicar con progresividad la subvención de 2.500 euros por hijo nacido, limitar la deducción de 400 euros en el IRPF a los impositores de menos recursos y reformar la llamada 'ley Beckham' para subir los impuestos a los deportistas extranjeros de élite. El diputado de Iniciativa, a cambio, se comprometía a abstenerse mañana en la votación del límite de gasto de los Presupuestos. El paso del grupo socialista suponía una enmienda a la totalidad a la política fiscal de los cinco años largos de mandato de José Luis Rodríguez Zapatero y un giro de 180 grados a los planes gubernamentales. Sin ir más lejos, el presidente del Gobierno anunció la semana pasada que no entraba en sus planes una nueva subida de impuestos tras el incremento de los del tabaco y carburantes. Y sorprendía aún más que una reforma del calado de la anunciada se enmarcara en una simple enmienda a una moción sin efectos imperativos en el Gobierno.
Pero lo que era una noticia antes de la comida dejó de serlo después de ella. CiU, que también estaba en negociaciones con el Gobierno para abstenerse en la votación presupuestaria, puso el grito en el cielo y su portavoz, Josep Antonio Durán Lleida, hizo llegar su malestar al Gobierno y al PSOE. Los nacionalistas catalanes apuestan por las rebajas fiscales para afrontar la crisis y negocian con el Ejecutivo, entre otros asuntos, la disminución de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social. Se sentían, pues, engañados, ya que mientras el Ejecutivo discutía con ellos reducciones fiscales pactaba incrementos con la izquierda.
Efecto inmediato
La incomodidad de Durán surtió efecto inmediato. En torno a las 18.00 horas, el secretario general del grupo socialista, Eduardo Madina, comunicó a Herrera la retirada de la enmienda a su moción y se refugió en que la abstención prometida de dos diputados, el propio portavoz de Iniciativa y Gaspar Llamazares, era poco menos que una bagatela para «pagar tan alto precio», una reforma fiscal de sesgo progresista en toda regla. Madina, además, se declaró «dolido» por la, a su juicio, actuación unilateral del dirigente 'ecosocialista', pues anunció el acuerdo con el PSOE sin comunicárselo con anterioridad y porque el compromiso era que IU-Iniciativa votarían a favor del límite de gasto. Herrera lo negó todo. Sostuvo que el PSOE estaba al tanto de todos sus pasos y que conocía que no podía «ir más allá» de la abstención. El portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, intentó desvincular el repliegue de un posible acercamiento con CiU, pero en el posterior debate de la moción, el portavoz económico de CiU, Josep Sánchez Llibre, admitió el triunfo de su partido al señalar que, «sin enmiendas y con pocos movimientos», habían evitado que «la voracidad del Estado se cebe fiscalmente con las pymes, los autónomos y las rentas medias de las familias».