El Gobierno toca a rebato para salvar el primer trámite de los Presupuestos
Zapatero y casi todos los ministros acudirán el jueves al Congreso para impedir que la Cámara rechace su propuesta de gasto para 2010
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarEl Gobierno ha tocado a rebato para que todos sus miembros, al menos los que son diputados, acudan el jueves al Congreso a votar el techo de gasto del Estado para 2010. El PSOE no tiene garantizados los apoyos para aprobar ese límite y se arriesga a una derrota que complicaría sobremanera las negociaciones de los presupuestos generales para el próximo año. El revés no es en absoluto descartable, puesto que los socialistas acumulan diez derrotas en votaciones de la Cámara Baja durante los dos últimos meses.
La agenda del presidente del Gobierno de esta semana incluye una novedad: el jueves acudirá al Congreso a votar «iniciativas legislativas», según se recoge en el dietario que distribuye el palacio de La Moncloa. Es poco usual que José Luis Rodríguez Zapatero acuda a votar en un pleno ordinario, excepción que en esta ocasión se explica por lo apretada que se presume la votación de los límites del gasto presupuestario para 2010.
No será sólo el jefe del Ejecutivo el afectado por el toque de generala. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, cambió a última hora sus planes de acompañar a los Reyes en la visita oficial que realizan esta semana a Nueva Zelanda y Australia para poder estar presente en la votación. Su puesto en la comitiva real, en la que siempre debe haber un miembro del Ejecutivo, fue cubierto por la titular de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, que no es diputada.
Lo mismo sucederá con el resto de titulares de cartera que tienen la condición de parlamentarios. Aunque la verdad es que no serán un gran refuerzo, puesto que de los 18 miembros del Ejecutivo la mitad no son diputados.
El toque de corneta será imperativo también para todo el grupo socialista a fin de garantizar la presencia de sus 169 miembros. Aún así, el Gobierno no obtendría la victoria si en el resto de bancadas también hay pleno de asistencias.
El rechazo al techo de gasto aprobado el pasado viernes por el Consejo de Ministros implicaría su devolución al Ejecutivo para que lo rehaga. Un revés que, además de su impacto político, acarrearía un retraso en la negociación presupuestaria, pues el nuevo límite no se podría votar hasta septiembre, dado que el pleno de esta semana es el último del periodo de sesiones. El retraso del debate presupuestario de otoño elevaría, además, la cotización de los votos de los grupos más minoritarios por su condición de imprescindibles.
Las cuentas de los socialistas indican que, a día de hoy, tienen, además de sus 169 diputados, el apoyo del de Unión del Pueblo Navarro y, casi seguro, el de los dos de Coalición Canaria. Es decir, 172, una cifra insuficiente si el resto, 178, dice que no.
El PSOE cifra sus esperanzas en ganar algún respaldo más en las próximas horas; piensa en los dos parlamentarios del Bloque Nacionalista Galego y, sobre todo, en la abstención de algún grupo nacionalista, en particular de CiU, ya que del PNV no espera nada favorable. La federación catalana mantiene la incógnita, pero su pliego de demandas incluye determinadas rebajas fiscales.
Los apoyos de los grupos de izquierda, a los que los socialistas han recurrido un día sí y otro también, no parecen factibles en esta ocasión. El de Esquerra Republicana de Catalunya, porque mantiene inalterable su exigencia de sacar adelante antes la 'carpeta catalana', esto es, financiación y traspasos de puertos y aeropuertos. Por su parte, IU-Iniciativa per Catalunya exige un compromiso previo para la subida de impuestos.
A prueba
La izquierda pondrá a prueba el espíritu gubernamental hoy en la votación de una moción de Iniciativa que aboga por un aumento de la presión fiscal para las rentas más altas. Rodríguez Zapatero dijo con rotundidad la semana pasada que no habría subida de impuestos. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, no fue tan tajante y abrió un poco la puerta, pero siempre que el compromiso fuera genérico con vistas al futuro, según explican fuentes parlamentarias socialistas.
El Gobierno se encuentra así en medio del fuego fiscal cruzado de dos de sus potenciales apoyos. CiU aboga por un recorte mientras que IU-Iniciativa reclama un incremento. Descontado que por ahora no habrá subidas ni bajadas, porque así lo ha dicho el jefe del Ejecutivo, el dilema para los socialistas radica en a cuál de sus flancos guiñar el ojo para salvar el primer trámite presupuestario.
Los socialistas admiten que la situación es compleja y arriesgada porque, así como las diez derrotas encajadas en las últimas votaciones parlamentarias no han pasado de ser simbólicas y sin efectos prácticos, éste no es el caso, ya que están en juego «las cosas de comer», según la expresión de un diputado gubernamental.
Una derrota en el techo de gasto presupuestario sería el peor de los augurios para el proyecto de cuentas públicas para 2010. Y eso son palabras mayores.