Una medida para la pequeña economía
La UCA acoge el cuatro encuentro mundial de investigadores del fenómeno emprendedor
| CÁDIZActualizado:El barrio se ha despertado con una nueva panadería en la esquina; la vieja tienda de juguetes ha cerrado. ¿Qué suponen ambos extremos para la economía de los grandes titulares del FMI o del BCE? ¿Cuánto aportará la tahona? ¿Qué dejó para su comunidad el bazar? ¿Quién mide a los emprendedores? ¿Quién sus logros? ¿Quién sus ideas? Hasta hace un par de décadas, nadie. Ni siquiera entraban en la ecuación básica del economista que sólo habla de máquinas y plantillas a la hora de calcular los crecimientos de cada sociedad.
«Aunque, bien pensado, a los economistas nadie les cree hoy en día», sentenció Paul D. Reynolds, profesor de estudios sobre emprendedores del Babson College (Wellesley, Massachusetts) y padre del Observatorio Internacional GEM (Global Entrepreneurship Monitor), una red de investigadores universitarios de 43 países distintos que analiza la cultura emprendedora desde antes incluso de que un estudiante piense en dar el paso. Pues bien, el precursor de la idea se encontró ayer con más de 70 de sus pupilos de todas las partes del planeta (de Malasia a Brasil, y no de Irán porque no han podido salir del país dada la más que delicada situación actual) en la Facultad de Empresariales de Cádiz, sede del equipo GEM Andalucía de la UCA, que dirige el catedrático de Organización de Empresas José Ruiz Navarro.
Allí se está celebrando el cuarto encuentro internacional de investigadores del fenómeno emprendedor. Y si Reynolds es el padre de los equipos GEM, David B. Audretsch es el profeta de los pequeños empresarios que cierto día se hartaron de tener un jefe.
Porque «gran parte de la explicación de una iniciativa emprendedora parte de aquellas personas que desean realmente hacer algo que no pueden hacer en las firmas para las que trabajan», apuntó el profesor de la Universidad de Indiana y director del Max Planck Institute of Economics de Jena, Alemania. Todo ello, en un economista de poco más de 50 años que ya forma parte de los 20 expertos más citados en el mundo y a quien, cuando peine canas, seguramente le otorguen el Nobel.
La inversión inútil
Pero ayer queda muy lejos de esas cábalas. Ayer, Audretsch comenzó recordando cómo cuando estudiaba nadie contemplaba la variable de los emprendedores. «Ni la macro ni la micro ni la industria los tenían en cuenta», recordó. Y, cuando años después se les empezó a abrir la puerta no hacía sino salir problemas de todas partes justo en un momento en que la globalización y las deslocalizaciones destruían los pilares de la vieja economía.
Habrán escuchado ese empeño de los gobiernos actuales de invertir en innovación y desarrollo. No lo ha inventado el PSOE, sino que Suecia ya se puso en marcha hace décadas. Y Suecia ya tenía mucho ganado. Pero nada: no crecía como debía pese a las ingentes cantidades destinadas a la educación. Lo mismo sucedió en ciertas zonas de Estados Unidos y en medio mundo civilizado.
Aquí es donde entra «el filtro del conocimiento, cuando una idea no puede desarrollarse porque se lo impide el resto». A lo que el economista destacó la historia de tres jóvenes de IBM que presentaron un software de negocios que la empresa tachó de innecesario. Los noveles se fueron, montaron su empresa, comercializaron su producto y se hicieron ricos. «Hicieron lo que querían hacer», dictaminó el especialista de Indiana.
Una panadería y una juguetería son ejemplos demasiado básicos entre tanta gran teoría. Su éxito, sin embargo, dependerá de si eso es lo que anhelaban. Si la respuesta es sí, aportarán su grano a la gran economía.