Calor, sol y sustos
Las vacaciones dejan cada año una grave factura de ahogamientos, lesiones medulares, intoxicaciones, infecciones y deshidrataciones
| COLPISA / MADRID Actualizado: GuardarLa sed no es de fiar a la hora de permanecer bien hidratado. Hay que beber aunque el cuerpo no lo pida (como norma general, de 4 a 10 vasos de líquidos al día) para evitar la deshidratación, uno de los mayores peligros en verano. La advertencia lleva la firma de cinco sociedades científicas, que engrosan la lista de asociaciones médicas que coinciden en que en esta época del año los riesgos de salud no se van de vacaciones, pero sí a los lugares turísticos, donde con frecuencia amargan el descanso de muchos veraneantes con quemaduras, infecciones, intoxicaciones, accidentes y ahogamientos.
También en vacaciones la palabra clave es prevención, máxime cuando la abundancia de ocio y reposo favorecen el descuido y la relajación a la hora de tomar precauciones saludables. El precio pagado es demasiado alto (el baño y las zambullidas dejan cada verano un centenar de ahogamientos y un 6% de las lesiones medulares, mientras las gastroenteritis por intoxicaciones alimenticias se multiplican por cuatro) como para mirar para otro lado. Y de ahí la insistencia de las sociedades médicas y científicas en recordar los consejos básicos para esquivar esos sustos .
En el caso de la hidratación, la recomendación de beber 4-10 vasos de líquido diarios, «aunque no se tenga sed y especialmente en situaciones de calor», se acompaña de algunas precisiones. No valen el alcohol -incluso puede favorecer la deshidratación-, ni los refrescos, ni los helados de crema, pero sí las bebidas con sales y glucosa y los alimentos con alto porcentaje de agua, como frutas y verduras; las gelatinas pueden valer, y en ocasiones también los polos o helados de hielo. Y la reina indiscutible debe ser el agua, que además, como remachó Pilar Matía desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), «no engorda ni aporta calorías extras». La SEEN firma el documento de consenso sobre «Recomendaciones en procesos de rehidratación y deshidratación leve» junto a la Asociación Española de Gastroenterología (AEG), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD). Y entre sus consejos, disponibles en sus páginas de internet, consultas de Atención Primaria y Consejerías de Salud, se incluyen algunos para grupos específicos.
Lactantes y niños
Lactantes y niños tienen más riesgo de deshidratación y requieren proporcionalmente más líquido; la leche materna, con un 90% de agua, debe ser la primera elección, porque bastará para hidratar al bebé hasta los seis meses. Las madres en fase de lactancia necesitan 8-14 vasos de líquido diarios, unos 3,8 litros según María Luisa López, de Semergen. Las embarazadas deben beber de 3 a 3,5 litros al día, tanto para aportar líquidos al feto como para prevenir estreñimientos y problemas de orina. En cuanto a los mayores, necesitan 8 vasos diarios, pero no tienen sensación de sed y se sacian con poco líquido, por lo que Matía sugiere aprovechar alimentos con mucha agua, como frutas y verduras. Las gelatinas pueden ser otra alternativa, y es más eficaz ofrecer pequeñas cantidades de bebida que grandes tragos, por lo que, cuando haya personas cuidadoras, resultará clave su papel.
Pero los peligros de esta temporada no se acaban con la deshidratación asociada al calorcito veraniego. También el llamado astro rey aporta su cuota de sustos . Por pura matemática: nacemos con un capital solar, que es más bajo en gente de piel clara, y se van restando las horas de sol tomadas, que se registran en la memoria solar de la piel. La Asociación para el Autocuidado de la Salud recuerda que la exposición prolongada e inadecuada puede provocar quemaduras, irritaciones y alergias leves; el envejecimiento prematuro de la piel, que «también es un signo de daño».