Copa a copa, el turismo del vino gana adeptos
El enoturismo se convierte en toda España en una oportunidad para dar a conocer los caldos e incrementar las ventas
JEREZ Actualizado: GuardarLas cifras son todavía modestas –no más de millón y medio de personas al año–, pero el enoturismo, muy extendido y consolidado en Francia e Italia, o en el californiano valle de Napa, avanza imparable en España, el mayor viñedo del mundo.
«Está en auge porque el vino está de moda y porque es un turismo muy emocional, experiencial», afirma Mónica Figuerola, directora general de Turismo de La Rioja, donde el 70% de sus visitantes acuden atraídos por las excelencias de sus caldos y la cultura creada a su amparo.
El sector del vino es una actividad que, como las administraciones públicas, ha sabido ver que el enoturismo puede ser, y ya es en muchos lugares, un negocio rentable, además de un plus añadido para dar a conocer los vinos e incrementar así las ventas, dentro y fuera de España.
Cada español, según el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, se bebió el año pasado una media de 18,57 litros de vino, lo que supuso un gasto «per cápita» de 57,01 euros. El consumo total sumó más de 844 millones de litros, por valor de 2.591 millones de euros.
Aún falta el último empujón para que se pueda considerar una actividad plenamente consolidada, pero ya se ha demostrado que no se trata de una moda.
Hoy en día existen seis Rutas del Vino de España(Ribera del Duero, Rioja Alta, Condado de Huelva, Ycoden-Daute-Isora, Alicante y Ribera del Guadiana), pendientes de certificación por Acevin (Asociación Española de Ciudades del Vino), que entiende la promoción de la cultura y el turismo enológico «como una herramienta complementaria para el desarrollo local» y que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Estado de Turismo y el MARM.
Además de las citadas, otras trece –entre ellas la Ruta del Vino y del Brandy del Marco de Jerez– llevan ya tiempo contribuyendo a que el viajero «descubra una España diferente» y pueda «vivir experiencias nuevas», como la visita a bodegas y viñedos, la participación en catas, la de ser testigo de una jornada de vendimia y hasta someterse a un tratamiento de vinoterapia.
«Adentrarse en ellas es hacerlo en un mundo de placeres y sensaciones», dicen en Acevin, cuyo presidente, José Fernando Sánchez , considera el turismo del vino como una «oferta complementaria» al de sol y playa, en el que España es líder mundial.
El último Observatorio Turístico de Rutas del Vino de España, realizado entre noviembre de 2008 y enero de 2009, concluye que el perfil predominante de quienes se «dejan llevar» por uno de esos itinerarios corresponde a visitantes nacionales (93%) residentes en núcleos de población medio-grandes.
Son turistas que viajan en familia o en grupo, por periodos cortos (fines de semana y puentes), con pernoctación en hoteles de tres y cuatro estrellas y que se organizan personalmente aprovechando las recomendaciones de amigos y familiares, con la ayuda de Internet y de las oficinas de turismo en el destino. Su nivel de gasto (unos 100 euros diarios) se sitúa por encima de la media nacional y su índice de satisfacción es muy elevado.