Una multitud despide entre aplausos y vivas a España al inspector Puelles
Los Príncipes de Asturias, aclamados por los ciudadanos, consolaron a la viuda y los hijos del policía asesinado durante los funerales
| COLPISA. BILBAO Actualizado: GuardarCientos de personas se congregaron ayer en Bilbao para dar su último adiós a Eduardo Puelles García y arropar a la familia del agente asesinado el viernes por ETA en Arrigorriaga. Los Príncipes de Asturias asistieron el funeral por el policía, cuyos restos mortales fueron recibidos por la multitud con aplausos, vivas a España y gritos contra la banda terrorista. El acto religioso, al que acudieron representantes de los gobiernos nacional y autonómico y otras autoridades, se convirtió también en el último homenaje del Cuerpo Nacional de Policía a su compañero.
Horas antes de que comenzara el oficio, centenares de personas se agolpaban ya en las inmediaciones de la Iglesia de San José del Monte, distante sólo un centenar de metros de la Subdelegación del Gobierno en Vizcaya, donde los restos del inspector Puelles García fueron velados hasta instantes antes de que comenzara el funeral. Más de cien compañeros del policía, con rigurosos uniformes de gala, fueron los primeros en llegar al templo, acompañados de representantes de otros cuerpos como Guardia Civil, Ertzaintza, Mossos d'Esquadra, Policía Foral y Policía Local de Bilbao.
A las 12.50 horas llegaron a la Plaza de San José los Príncipes de Asturias, recibidos entre vítores y con una cerrada ovación. A don Felipe y doña Letizia les esperaban en la puerta de la iglesia la vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega; el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba; el 'lehendakari' Patxi López; el presidente del Senado, Javier Rojo; la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga; el secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho, y el consejero vasco de Interior Rodolfo Ares. También asistieron a las exequias, entre otros representantes políticos, la secretaria de Organización socialista, Leire Pajín; los dirigentes populares Pío García Escudero y Ana Mato, y representantes del PNV, además de la cúpula de la Policía, con su director a la cabeza, Francisco Velázquez, acompañado de miembros del gobierno autonómico.
Formación de honor
Antes de la llegada de los restos mortales de Puelles, los Príncipes departieron con Fernández de la Vega, Pérez Rubalcaba, López y Rojo, y aprovecharon la ocasión para saludar a los compañeros del malogrado policía, que aguardaban en formación de honor a las puertas de la iglesia.
A las 13.00 horas, el féretro abandonó la sede de la Subdelegación del Gobierno a hombros de seis agentes de la Policía, Guardia Civil, Ertzaintza y Policía Local. Tras el ataúd, cubierto por una bandera española, marcharon la viuda del agente, Paqui Hernández, abrazada en todo momento por sus dos hijos, Rubén y Asier. Detrás, una treintena de familiares, amigos y compañeros del funcionario.
La multitud rompió entonces en un cerrado aplauso y en nuevos vítores a España mientras la banda del Cuerpo Nacional de Policía tocaba la marcha fúnebre. La viuda, con el rostro desencajado por el dolor, sostenía una rosa blanca. Intentó esbozar una sonrisa para agradecer las muestras de afecto de la muchedumbre que llenaba la plaza, y la gente se enterneció.
La comitiva fue recibida a las puertas del templo por el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez. Sonó entonces el himno nacional y la multitud respondió con otra ovación mientras el ataúd entraba. Ya en el interior de la parroquia, los Príncipes dieron el pésame a los familiares antes de que comenzara la misa, que Blázquez ofició asistido por otros seis sacerdotes. En la homilía, el obispo reclamó a todo el pueblo vasco un «no rotundo e inequívoco al terrorismo, con la cabeza y el corazón, en la conciencia y en la calle, personalmente cada persona y unidos como ciudadanos».
«Cada víctima mortal del terrorismo es un clamor que exige, con la fuerza de la sangre injustamente vertida, respeto a la vida y libertad para todos», proclamó el prelado, que aseguró que «la memoria de las víctimas es un recordatorio permanente». Ante un templo abarrotado, pidió a la ciudadanía que persista «con paso firme en el camino que conduzca a la desaparición de ETA, que tanto daño nos ha causado». «La unidad clara y perseverante contra la organización terrorista es condición eficaz para vencerla pronto», apostilló, y recordó que «deslegitimar en todos los aspectos el terrorismo es un ejercicio de clarificación que contribuye de manera eficaz a que la luz de la verdad venza las tinieblas de los pretextos y engaños».