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Jamenéi ahoga a la 'marea verde'
El líder supremo reitera su apoyo a Ahmadineyad y dice que «no cederá a la presión de la calle» Exige el fin de las protestas que dirigen «enemigos de los iraníes»
| ENVIADO ESPECIAL. TEHERÁN Actualizado: Guardar«Los enemigos tienen en su diana la confianza del pueblo iraní hacia su sistema». El más esperado, el líder supremo, se dirigió ayer a sus conciudadanos en el tradicional sermón de los viernes que sirvió para dejar muy claro a la oposición que «no cederá ante la presión de las calles». Alí Jamenéi, que normalmente sólo toma parte en esta oración al final del Ramadán, analizó la crisis política interna durante una hora y media ante cientos de miles de personas que colapsaron la Universidad de Teherán y todas las calles adyacentes. Imposible avanzar entre una masa de seguidores con ganas de demostrar a los partidarios de Mir Husein Musaví que ellos también son capaces de colapsar la capital persa.
Sentados en la carretera y aceras siguieron con atención las palabras de su guía que pidió «el fin de las protestas» y advirtió a los candidatos de que «son responsables ante Dios». Frente al escenario, en primera fila, el cuestionado presidente Mahmud Ahmadineyad. Entre los fieles, el retrato del dirigente fundamentalista compartía protagonismo con los del imán Jomeini y el ayatolá Jamenéi, quien aseguró que en la cúpula del sistema «no hay problemas, sólo formas diferentes de ver las cosas» y envió un recado a su 'elegido' recordándole que personas como Hashemi Rafsanyani o Nategh Nouri, acusados de corrupción por el mandatario reelecto: «Han dedicado su vida a la República Islámica». Un paréntesis antes de confesar que su punto de vista sobre política nacional e internacional está más cerca del de Ahmadineyad que del de Musaví.
Las autoridades levantaron el veto a la prensa internacional para la ocasión y cada cámara se convertía en un altavoz para la multitud. «No son pacíficos, son terroristas manejados por la CIA», aseguraba un hombre en perfecto inglés en referencia a la 'marea verde'. «Muerte a América, muerte a la BBC», se escuchaba desde la multitud que, como si estuviera en plena campaña electoral, portaba fotografías de Ahmadineyad que mostraban sin cesar a los extranjeros. «Le queremos, es el mejor para todos los iraníes», insistían una y otra vez.
Gran éxito
Los potentes altavoces difundían los mensajes del líder supremo a los cuatro vientos y un helicóptero sobrevolaba la zona con cámaras de la televisión pública para recoger el gran éxito de la cita. No eran necesarias las cámaras de los teléfonos móviles o los mensajes a través de las redes sociales de Internet, era el Irán oficial, el que las autoridades querían enseñar al mundo. La Policía se limitó a controlar los accesos y miembros del Basij repartían naranjada para ayudar a sobrellevar el calor del mediodía. Los únicos momentos de tensión se vivieron junto a las puertas por las que se llegaba a los lugares más cercanos al estrado desde el que Jamenéi ofrecía su discurso. Allí clérigos, guardianes de la revolución, funcionarios de todos los ministerios posibles perdían las formas y se empujaban unos a otros para hacerse un hueco próximo al guía espiritual.
Los reformistas descansaron para coger fuerzas de cara a la gran marcha prevista para esta tarde y para la que no cuenta con el permiso del Ministerio de Interior. Se especula con que seguidores de Musaví de todo el país se pueden acercar a la capital para repetir el recorrido de la manifestación que el pasado lunes unió las plazas de Enqelab y Azadi y que terminó en tragedia tras la muerte de al menos ocho personas a manos de los basij. Todo un desafío a las palabras del gran ayatolá cuyo tono grave a la hora de solicitar el fin de las protestas pareció más una orden que una petición.
Los tres candidatos perdedores en las elecciones -Musaví, Mohsen Rezai y Mehdi Kerrubi- fueron recibidos a última hora de la tarde por el Consejo de Guardianes de la Revolución, órgano responsable de validar los resultados, que estudia las más de seiscientas quejas presentadas por los aspirantes derrotados. Parece que mañana podría hacer pública su decisión final sobre un nuevo recuento de votos.