«Desde el minuto uno supo que era su marido»

Dicen algunos vecinos que en cuanto supo del atentado por el ruido y el revuelo tuvo una corazonada. Corrió a la calle y confirmó que la primera víctima mortal de ETA en lo que va año era su marido. Entonces se desvaneció. Una ambulancia tuvo que trasladar a Paqui Hernández, la viuda de Eduardo Puelles al hospital de Basurto presa de un ataque de ansiedad, que los médicos calificaron de «habitual en procesos de 'shock' por duelo», y del que fue dada de alta a primera hora de la tarde.

«Desde el minuto uno estaba convencida de que la víctima era su marido», explicó el alcalde de Arrigorriaga, Alberto Ruiz de Azúaa. Los huérfanos de Eduardo Puelles acudieron al hospital para acompañar a su madre. Aunque también fueron atendidos por los servicios médicos del estado de tensión y nervios que sufrían no llegaron a quedar ingresados.

La madre del inspector también requirió atención médica, que le fue prestada en el domicilio de la víctima, en el que vive junto a la familia del policía. Y lo mismo le ocurrió a una hermana del inspector, que presa de un ataque de nervios tuvo que ser auxiliada por dos concejales del ayuntamiento de la localidad vizcaína.

En estas circunstancias, la viuda y los hijos de Eduardo Puelles recibieron las primeras muestras de condolencia en el propio centro sanitario. Además de los políticos y mandos policiales que se acercaron, acudieron otras víctimas a las que ETA ya ha arrebatado algún familiar y que quisieron acompañar a los allegados de Eduardo Puelles. Entre ellos, Miren y Alejandro, sobrinos de Inaxio Uria, el empresario azpeitiarra al que la banda armada asesinó el pasado diciembre. También mostraron su solidaridad la viuda y la hija mayor del ex concejal del PSE en Mondragón Isaías Carrasco, y Mari Mar Blanco, presidenta de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco.